Boleto Gratuito

Ni las Malvinas lograron juntar a Alberto y a Cristina

No hay grieta en la reivindicación nacional de los derechos sobre las islas del Atlántico Sur; pero para el Presidente y la vice son más fuertes sus diferencias.

alberto fernández y cristina kirchner 4
Cristina Kirchner - Alberto Fernández
Descacharreo

El eslogan oficial no puede ser más preciso: “Malvinas nos une”. En un país tan agrietado como este, los reclamos por los derechos territoriales de la Argentina sobre el archipiélago austral atraviesan a todos los gobiernos y a todas las ideologías, y constituyen prácticamente la única política de Estado en la que acuerdan todos, desde los más liberales hasta los más populistas.

Por lo tanto, la de antes de ayer era una ocasión única para que el Presidente y la vicepresidenta depusieran sus diferencias profundas sobre la manera de encarar el acuerdo con el FMI y la conducción general del Gobierno, y aparecieran juntos en el homenaje central a los veteranos y caídos que llevaron la peor parte en la fugaz recuperación de esos territorios irredentos, dispuesta por la última dictadura militar, en el triste otoño de 1982. Pero no fue posible.

Fumigación y Limpieza

Alberto Fernández presidió el homenaje central, al mediodía, desde el Museo Malvinas. Cristina Kirchner decidió replegarse en el Congreso y por la tarde entregó diplomas a veteranos que trabajan allí, junto a Sergio Massa, en su carácter de titulares de ambas cámaras legislativas. Más allá de lo formal, en lo gestual quedó claro que la vice ahora prefiere posar para la posteridad con el que hasta no hace mucho era su aliado más conflictivo antes que con su propia invención electoral, el presidente en funciones.

Movilidad Urbana

La nueva foto (Cristina Kirchner y Sergio Massa juntos) potencia aún más las elucubraciones alocadas y los sueños húmedos en torno de la continuidad oficialista hasta 2023 en un formato renovado. La portavoz gubernamental, Gabriela Cerruti (CFK se burló de ella ayer), deslizó en la semana que pasó un concepto interesante: “violencia simbólica”. Más allá de que le dio un uso puntual y utilitario para defender la figura de la vicepresidenta, vale la pena aplicarlo para definir un modus operandi que se repite en la alianza oficialista en dos sentidos.

Uno más asordinado, hacia adentro de la propia coalición que divide aguas internas de manera cada vez más tajante, y otro, hacia afuera, que tiende a hacer responsable de todas las desgracias nacionales a los enemigos de siempre (la oposición, los medios de comunicación y el Poder Judicial). En esos dos movimientos radica buena parte de la “violencia simbólica” que obtura desde hace años cualquier tipo de diálogo sincero y honesto, indispensable para lograr consensos mínimos entre los distintos sectores políticos, la producción, los sindicatos y demás fuerzas sociales.

El kirchnerismo se siente a gusto en la fricción constante y en el choque estentóreo que garantiza periodismo indignado y títulos ruidosos las 24 horas del día, humo indispensable para que no se note tanto que no se avanza ni un solo centímetro en los temas esenciales. Lo definió en una frase en estos días el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof: “Al que no le interese pelearse con nadie, que sepa que no lo necesitamos”.

Banner Tucumán Despierta
Banner Tucumán Despierta

¿Lo dice por el Presidente? Cabe recordar que Alberto Fernández inició su mandato el 10 de diciembre de 2019 con tono consensual mediante el cual logró su mejor imagen hasta los primeros tiempos de la pandemia. Pero en una segunda etapa decidió cristinizarse en su discurso para disimular las primeras fisuras del Frente de Todos, luego se volvió más insustancial cuando mutó a una suerte de “presidente blooper”, muy dado a declaraciones fallidas y desopilantes.

Dejanos tu Comentario