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“No querían el bolso, me querían agarrar a mí”: el calvario de Florencia por Camino del Perú

Volvía del trabajo caminando cuando ocurrió lo peor. Su derrotero por las comisarías con policías durmiendo y un final conocido por todos.

La Intersección De Camino Del Perú Y Ruta Provincial 315.
La intersección de Camino del Perú y Ruta Provincial 315.
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Sentí cuando paró el auto detrás mío“, dice Florencia Ahumada y todavía siente el miedo que sintió ayer al mediodía cuando regresaba caminando del trabajo y dos hombres descendieron de un vehículo rojo con el objetivo de secuestrarla: “No querían el bolso, me agarraron a mí“.

“Venía de trabajar en el barrio Altos del Cevil 1, donde soy empleada doméstica. Salí a las 14:00, venía por Camino del Perú a la altura de la ruta 315, crucé la calle como para venir a San Roque, cruzando la curva cuando siento que para un auto atrás mío“, detalla Florencia en diálogo con eltucumano.com los instantes que precedieron al terror.

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En un segundo siento que me agarran de atrás de los dos brazos y empiezo a gritar y forcejear hasta que me sueltan y me largo a correr“, narra todavía conmovida por lo vivió. No es menor, así logró escapar de un claro intento de secuestro.

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Florencia pudo en su desesperación divisar a uno de sus atacantes: “Lo vi bien. Es un hombre de menos de 40 años, morocho, un poco más alto que yo, medirá entre 1.65 y 1.70 metros, con barba. Vestía remera negra y jean. Al otro chico no lo vi bien, tenía remera blanca. El auto era rojo”.

Florencia no puede olvidar el momento en que escuchó el grito de “agarrala, agarrala” y que en ese momento “no me han agarrado el bolso, me han agarrado a mí”.

Corrió una cuadra y media hasta “donde recién hay casas” y se metió a la casa de una conocida. “Justo estaba comiendo con la familia”, apunta. Ellos pudieron contenerla en el momento de mayor tensión. “Salieron a ver afuera, pero ya no había nadie”.

Allí le prestaron un teléfono para llamar a su familia en San José y comenzó su derrotero por las comisarías tucumanas donde finalmente nadie tomaría su denuncia.

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Según su relato, acudió a la comisaría 12; a la División Trata de Personas (Don Bosco 1886); a la comisaría de Cevil Redondo. “Me dijeron que como no me secuestraron no podían hacer la denuncia”, afirma le respondieron en la División Trata de Personas.

En la comisaría de Cebil Redondo encontró “un solo policía durmiendo, con el celular en la mesa“, quien tras despertarse la derivó a la comisaría de Marti Coll. Le dijo que “hoy no le podían tomar la denuncia, que venga mañana” porque “él no podía tomar la denuncia”. Tampoco tenían un móvil para llevarla.

“Ya estoy en mi casa, con mi familia. Siempre voy caminando porque mi trabajo es cerca de mi casa, son 20′ caminando. Mi mujer me iba a buscar pero esta semana se le ha roto la moto”, explica ya más tranquila, detallando que los últimos cinco días hizo a pie el mismo recorrido. “Siempre salgo al mismo horario. Sigo con miedo. Es un peligro la zona, no hay nadie por ahí, en diagonal a la cerámica a esa hora”, cerró.

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