Decidida a remediar su performance en el primero de los debates presidenciales, Patricia Bullrich salió desde el primer minuto con los tapones de punta contra Sergio Massa, en busca de acortar distancias con su competidor peronista que todas las encuestas reflejan en un segundo lugar, pero también atacó desde el inicio a Javier Milei, dueño de los votos que la ex funcionaria necesita.
A diferencia del cruce anterior, esta vez Sergio Massa fue quien peor lo pasó, porque también lo embistió Javier Milei al acusarlo de hacer “bestialidades” en política económica y hasta calificó de “genocida” al gobierno nacional. Lo cierto es que el cambio de estrategia del libertario tiene que ver con estirar las ventajas sobre quien presuntamente lo sigue en cuanto a intención de votos.
Desde los primeros minutos y en reiteradas oportunidades, Bullrich vinculó a Massa y Milei con el escándalo de Martín Insaurralde, uno por ser parte, dijo, y el otro por asociarse, afirmó, en relación al supuesto armado de listas de su fuerza La Libertad Avanza con el ex jefe de gabinete. El caso de Martín Insaurralde estuvo mucho más presente en el debate presidencial de este domingo, que en el de una semana atrás.
Al compás de sus denuncias, Bullrich manejó el primer bloque sobre inseguridad, y obligó a Massa y Milei a responderle al criticar primero la inacción del gobierno de Alberto Fernández ante el narcotráfico, y exponer a Milei con la libre portación de armas. El candidato oficialista retrucó que en 2019 siendo ministra liberó más presos que el kirchnerismo; y el libertario, tras aclarar que no pretende el libre acceso a las armas, le endilgó estar “muy seteada, suéltese un poquito”.
Bullrich repetiría la misma fórmula al pararse en el centro del escenario y cuestionar, casi por igual, a Massa y Milei. Primero al deslizar supuestas prácticas corruptas en la Aduana cuando nombró a “Tongolini”, en vez de Tombolini, el secretario de Comercio de Massa; y después al vincular a Milei con Luis Barrionuevo, a quien ella consideró un miembro de la casta. Y hasta asociar a ambos, cuando le dijo a Milei: “Tenés todos los chorros de Massa en la lista”.
La candidata de Juntos por el Cambio utilizaría todas sus intervenciones, incluso relegando explayarse sobre propuestas sobre el medio ambiente, para profundizar su estrategia contra sus colegas de Unión por la Patria, y La Libertad Avanza. Massa debió estar a la defensiva en todos los bloques y en las preguntas cruzadas. Hasta se enfrascó en una discusión con Schiaretti, quien cuestionó la falta de economías regionales, y llegó a calificar al ministro de Economía de “fetiche”.
Juan Schiaretti, uno de los que más sumó en el primer debate, buscó atacar por igual al gobierno nacional actual y al anterior de Mauricio Macri. A Patricia Bullrich le enrostró que al igual que los kirchneristas, Cambiemos dejó solas a las provincias frente al narcotráfico, sin mandarles fondos. Javier Milei y Juan Schiaretti coincidirían luego en la eliminación de las retenciones al campo.
Del lado libertario no fue casual que unas horas antes del segundo debate, Guillermo Francos, quien ocuparía el Ministerio del Interior de un gobierno de Milei, le enviara un claro mensaje a Schiaretti: “(Florencio) Randazzo es un dirigente que, pese a su juventud, tiene gran trayectoria. Todos hablan bien de él. Me gustaría tenerlo en mi fuerza”, dijo a la radio Futurock sobre el candidato a vice de Schiaretti.
La búsqueda de Milei de sumar el apoyo de Schiaretti en un eventual balotaje tiene un antecedente. En el primer debate, el libertario le preguntó: “Gobernador Schiaretti, en caso de que nosotros fuéramos gobierno, ¿usted aceptaría acompañar nuestras propuestas económicas?”. Schiaretti respondió afirmativamente, recordó que acompañó algunas propuestas de los gobiernos de Macri y de Alberto Fernández.
Y aprovechó la ocasión para aclarar que “lo que nunca vamos a votar ni votamos, es algo que perjudique a Córdoba y al interior de nuestra patria”. Paradojas de la política, Mauricio Macri y Juan Schiaretti son, hasta ahora, son los principales apoyos extrapartidarios con los que cuenta Javier Milei, en caso de llegar a la Casa Rosada.
