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Polémica decisión judicial acerca de una mujer que enviaba a 9 niños a trabajar diez horas en la Plazoleta Mitre

Ella se quedaba con la mayor parte del dinero recaudado.

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Descacharreo

Se trata de un caso en el que nueve chicos trabajan diez horas en una plaza. Limpiaban vidrios, vendían y pedían plata. El Tribunal Oral Federal de Tucumán absolvió por mayoría a una mujer que mandaba a nueve menores de edad, cinco de ellos sus hijos, a trabajar todos los días a una plazoleta para limpiar vidrios de los autos, vender cosas y pedir dinero.

Para la mayoría de los jueces no hubo explotación porque, si bien la acusada se llevaba la mayor parte del dinero, vivía en la misma vulnerabilidad que los menores. Los jueces Carlos Jiménez Montilla y Abelardo Basbús en su resolución del 15 de junio pasado, sostuvieron: “La misma compartía su casa con los niños y adolescentes, comía y dormía con ellos, en idéntico contexto de privación de necesidades básicas, con los mismos déficits de higiene y salubridad”.

Fumigación y Limpieza

Mientras que el tercer juez del tribunal, Enrique Lillljedahl, sí entendió que había delito. Dijo que la mujer se aprovechó “del duro contexto de sus víctimas, someterlos a largas jornadas de ´trabajo´ en la calle y cuyo provecho económico era casi exclusivo de ella”. Uno de los menores contó en la justicia que trabajaba en la plazoleta con uno de los hijos de P.A.Z. que le ofreció ir a vivir a su casa, lo que aceptó porque su mamá y una amiga de ella, lo mandaban a pedir a la calle y cuando no volvía con por lo menos 50 pesos lo encerraban y no le daban de comer.

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Con él también se fue a vivir su hermano. La justicia destacó que ambos eran víctimas de violencia sexual por parte de la madre y su amiga. Los menores, según su testimonio, ganaban por día entre 250 y 400 pesos cada uno. La mayor parte iba a P.A.Z que usaba el dinero para los gastos de la casa.

Los hechos que investigó la justicia son desde mediados de 2015 y hasta agosto de 2016, cuando la casa de la mujer fue allanada. Con ella también fue denunciado su hermano, acusado de controlar a los chicos en la plazoleta. Los jueces Jiménez Montilla y Basbús señalaron que los menores “vivían en una situación de extrema vulnerabilidad familiar, social, económica, educativa y cultural”.

Por lo que muchos de ellos abandonaron sus hogares, y que en la casa de la acusada estaban “en condiciones de pobreza, hacinamiento y salubridad inadecuada”. Por último, señalaron que en esa casa un total de unas 10 personas vivían en cuatro habitaciones y compartían los colchones para dormir.

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