No son detalles menores. Terminaron siendo datos que terminan de dejar al descubierto tres situaciones que llaman la atención a las autoridades:
1- La localidad de Rosario de la Frontera se estaría consolidando como centro de acopio de cocaína de grupos que luego las venden para distribuirla en toda la región.
2- Se detectó un nuevo caso de mulas, es decir, personas que son contratadas para trasladar la sustancia en su vehículo en el de terceros.
3- Los que realizan esta actividad ilícita cometen errores infantiles que derivan en su detención y posterior procesamiento que terminará con una condena efectiva. Todo eso quedó al descubierto en el secuestro de más de siete kilos de cocaína que se registró el lunes en Trancas, al límite con Salta.
E.E.G. había partido en su camioneta Toyota Hilux con G.E.M de acompañante. Al llegar al control del Peaje de Molle Yaco, personal de Gendarmería Nacional los detuvo para pedirle los papeles del vehículo. Observaron que los dos ocupantes estaban nerviosos y solicitaron que se identificaran exhibiendo sus documentos de identidad. El compañero del conductor les avisó que no tenía el DNI, por lo que les ordenaron que se bajaran del vehículo para requisarlos ante el temor que estuvieran armados.
Al palparlos descubrieron que el conductor tenía adosado en su cuerpo más de U$S 14.000 y un envoltorio sospechoso. Luego hicieron lo mismo con su compañero de viaje, al que le encontraron dos paquetes de idénticas características. Los gendarmes decidieron buscar en el interior de la camioneta. En el habitáculo portaobjetos que está entre los asientos delanteros encontraron otros cinco envoltorios. Por último, en un bolso en el que había un equipo de mate, ubicaron otros tres. “Nos sorprendió la manera burda en la que llevaban la droga. Evidentemente estaban confiados en que nadie los controlaría, pero pasaron a ser sospechosos cuando el personal se dio cuenta que uno no tenía el DNI”, explicó una fuente de la fuerza nacional.
El total de la droga secuestrada fue de seis kilos y doscientos gramos. En la frontera, esa cantidad de sustancia tiene un valor de más de U$S 15.000, pero en nuestra provincia, su valor es de U$S 21.000. Los ocupantes de la camioneta fueron detenidos y el fiscal federal Agustín Chit inició una pesquisa para analizar la droga de la sustancia.
Rosario de la Frontera está ubicada a 130 kilómetros de Tucumán. Esta localidad salteña tuvo un importante crecimiento en los últimos años por la explosión productiva que se registró. Pero de la mano de la expansión de la tierra cultivada, según los informes de las agencias de seguridad nacionales e internacionales, terminó favoreciendo a los narcos. “Por varias investigaciones sabemos que en esta localidad, Güemes y Metán descargan la cocaína las avionetas narcos, ya sea arrojándola a los campos o utilizando los caminos que hay en las fincas para aterrizar”, comentó una fuente.
Según esta hipótesis, la droga ingresa a la provincia por las rutas 9 o 34, pero también se utilizan más de una decena de caminos que ni siquiera aparecen en los mapas satelitales. “Es muy difícil estar detrás de esta actividad. En el norte no están funcionando los radares y no tenemos los recursos necesarios para controlar todos los pasos fronterizos. Hacemos controles esporádicos”, indicó el vocero de la fuerza en una entrevista.
Fuentes cercanas a la investigación habrían explicado que debían trasladar la droga hasta La Cocha y entregársela a un contacto cuyo nombre no trascendió. Las autoridades no informaron si la cocaína era para abastecer las redes de narcomenudeo del sur de la provincia o si tenía como destino final Catamarca.
Conocedor
E.E.G es un productor de Rosario de la Frontera que también tendría al menos una carnicería. También se dedicaría a la compra y venta de granos. Sus allegados dijeron que les había avisado que viajaría a Tucumán para cerrar una importante operación. Terminó detenido e incomunicado por orden de la Justicia Federal. De su compañero de viaje hasta el momento no surgieron más detalles. Trascendió que habría declarado que es empleado del otro detenido y que sólo lo había acompañado para realizar una compra de granos. No pudo explicar por qué tenía droga adosada a su cuerpo.
Según el entorno del otro acusado de tráfico de droga, no tiene antecedentes penales y mucho menos, por droga. También informaron que cuando fue detenido le contó a los pesquisas que estaba con problemas financieros y que había aceptado realizar este viaje a cambio de U$S 3.000. “Necesitaba de ese dinero para hacer una importante compra de granos”, comentó.
Los defensores de los acusados Aníbal Paz y Javier Lobo Aragón prefirieron no realizar declaraciones. “Todo es materia de investigación, lo único que puedo decir es que me parece muy burda la forma en la que llevaban la droga”, explicaron en una nota con nuestro diario.
Tampoco confirmó o descartó que los acusados hayan decidido solicitar la figura de arrepentido para brindar información de calidad que sirva para avanzar con la investigación y así lograr algún tipo de beneficio procesal. “No creo que su situación cambie mucho. Pese a que no tendrían antecedentes penales, la pena mínima que pueden recibir es de cuatro años de cumplimiento efectivo”, concluyó una fuente judicial.
