Es un problema que parece no tener fin porque cada día los jubilados y pensionados que acuden a las distintas entidades bancarias, padecen largas esperas a la intemperie para cobrar sus haberes.
En tiempo de pandemia de coronavirus la atención a los pobres abuelos sigue siendo una cuenta pendiente de los bancos, que solo se remiten a pagar en el horario establecido sin considerar el peligro ni las condiciones en las que los beneficiarios esperan para ingresar y alcanzar los cajeros humanos. Esperan horas para la apertura de las entidades y lo hacen bajo el sol, el frío o el calor y como este jueves, bajo una intensa llovizna.