Sergio Massa, el presidente de la Cámara de Diputados, acaba de patear el hormiguero del Frente de Todos. Ayer, muy campante, le dijo nada menos que a un diario global como El País de España que sería “absurdo” y “un gran error” intentar que el Congreso, que él controla en parte, sancione una amnistía para que zafen todos los kirchneristas investigados por corrupción, incluida Cristina Fernández. Para dimensionar esto hay que recordar que Massa es la tercera pata de la alianza de gobierno. Las otras dos patas son Cristina y Alberto Fernández.
Para que no queden dudas, Massa también dijo que la que debe absolver o condenar es la Justicia. Y encima definió a esos casos como “de corrupción”. Sin vueltas: de las declaraciones de Massa queda claro que para él no hay ni presos políticos, ni persecución política ni lawfare, la palabra inglesa que popularizó Cristina para presentarse como víctima de una supuesta ofensiva judicial y mediática.
O sea: Massa no sólo no está dispuesto a impulsar una amnistía. Lo más grave es que ataca el principal argumento de Cristina, de exfuncionarios con condena firme como Boudou o de exfuncionarios con causas abiertas.
Por eso ayer el primero en saltar fue el exministro de Infraestructura durante los 12 años de Néstor y Cristina, Julio De Vido. De Vido no perdió tiempo para tratar de convencer -a Massa y a nosotros- de que Cristina y él son víctimas de una persecución. Directamente prefirió decirle a Massa que la corrupción no terminó en 2015, que hay corrupción hoy y que el corrupto es el propio Massa. Dio a entender que Massa fue el intermediario para que el grupo Manzano-Vila se quedara con Edenor, la distribuidora eléctrica del Gran Buenos Aires.
La pregunta es qué hacemos ahora con el lawfare. Ya sospechábamos que ese era un invento de Cristina para victimizarse. Pero ahora no es Carrió la que dice que es un invento. Es Massa. Y hasta ahora no sospechábamos que en el gobierno de Alberto hay corrupción. Pero la que levanta la primera sospecha no es Margarita Stolbizer, no es Lanata. Es De Vido, que conoce como nadie la trama de los servicios públicos como Edenor. ¿Algún fiscal empezará a investigar de oficio?
Recuérdenlo. Sobre todo los K. Dejen de repetir como loros que los juicios son inventos de los medios, confabulados con fiscales y jueces. Los que dicen que hubo y que hay corrupción son Massa y De Vido.
Por: Adrián Simioni