Los días transcurren y los casos de coronavirus siguen incrementándose en Tucumán. Pero a medida que se profundiza la pandemia, comienza a verse los hilos detrás de la frágil estructura en la que estaba montado el supuesto control de la enfermedad a nivel local. Y es que las autoridades sanitarias han recurrido a las restricciones de las libertades individuales, de las relaciones comerciales y de la libre circulación, para lograr este objetivo.
Tal y como anticipamos desde Tucumán Despierta, el intendente de Concepción, Roberto Sánchez admitió indirectamente ayer que las fuertes restricciones que decidió implementar en su municipio obedecen a la necesidad de descongestionar la capacidad de atención del hospital local. Y es que desde este medio avizoramos que ésta era la verdadera intención de un sistema sanitario que ronda el 40% de ocupación de aquellas camas destinadas a atender los casos de COVID-19.
En ese sentido, el intendente de Concepción hizo hincapié en el hecho de que a partir de que comenzaron con la flexibilización de algunas actividades, en el centro asistencial local comenzaron a atender a personas accidentadas en siniestros automovilísticos, como así también a personas que salían lastimadas de peleas callejeras o intrafamiliares. Y es que consideró que esos pacientes ocupan camas y médicos, limitando así la capacidad de atención de los enfermos.
Toda una declaración de intenciones de parte de una clase política que ya no distingue entre oficialismo y oposición. Ya que en su totalidad está abocada a enfrentar al virus temiendo lo peor, es decir, la circulación comunitaria del mismo. Sobre esto, los infectólogos han comenzado alertar, cuando desde este medio se hablaba desde hace tiempo acerca de esta posibilidad desde hace tiempo. Los profesionales médicos coinciden en que la provincia está cerca de que esto ocurra.
En esa línea, señalan que es clave que nuestra provincia se realicen cada vez mayor cantidad de testeos, por un lado, y por el otro, que se bloquee en todos los focos de contagio. El caso patente es la localidad de Lastenia, en donde pareciera que la estrategia estaría funcionando, en tanto y en cuanto, la cantidad de infectados, si bien aumenta, va disminuyendo día a día. Al respecto, se refirió la ministra de Salud, Rossana Chahla.
Y es que la funcionaria está molesta con las críticas que se le hace a la gestión sanitaria provincial, por lo que salió a defenderla. Según señaló, dijo que se está realizando un trabajo de estricto control, que tanto el Ministerio como el Siprosa, apuntan a la vigilancia epidemiológica, además de controlar las fronteras de la provincia. Incluso, admitió que ya desde el sábado tenían pensado limitar las reuniones sociales y familiares, en línea con lo que dispuso el gobierno nacional un día después. Lo cual, terminó de envalentonar a los funcionarios locales.
Por otra parte, empieza a correr fuerte el rumor acerca de que las restricciones que conocemos, tanto a nivel provincial como a nivel nacional, no se limitarían tal y como implica el DNU, hasta el 16 de agosto. La idea no oficializada, y menos reconocida, es que se apuntaría a que, en lo que es el último mes completo del invierno, implementar de facto una vuelta a la cuarentena estricta. La misma que vivió durante julio la región del AMBA.
