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El kirchnerismo no para de burlarse de los argentinos, mientras, los someten a lo peor de la historia

Cristina Kirchner es el nombre de la impunidad que no pudo lograr. Alberto Fernández es el nombre de la mediocridad y Sergio Massa es el nombre de la incapacidad

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Descacharreo

La rana de la fábula, todos lo saben, muere cocinada porque no logra darse cuenta que tiene que escapar de una olla con agua que va calentándose muy lentamente hasta llegar al punto de ebullición. Con la inflación habría que reescribir esa historia. Los argentinos notan cada vez que salen de su casa que los precios están subiendo a una velocidad desesperante, son conscientes de que hay que salir lo más rápido posible de esa situación.

El 7,7% es inquietante por varios motivos. No es solo el peor resultado de la gestión de Sergio Massa como ministro de Economía, o, más abarcativamente, de la presidencia de Alberto Fernández. Es el peor número de todos los gobiernos kirchneristas, o, si quiere, de los últimos veinte años. Además, si se toman en cuenta las mediciones de las dos primeras semanas del mes, podría ocurrir que la inflación de abril sea incluso peor que la de marzo y empiece con el número 8 seguido por vaya uno a saber qué decimal.

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Con Massa de viaje, le tocó a Matías Tombolini, secretario de Comercio Interior, poner la cara para tratar de explicar el 7,7%. El funcionario le echó la culpa a la sequía y al calor. En el momento culminante de su mensaje responsabilizó a los almacenes y supermercados chinos, dos bocas de expendio que fueron excluidas de los programas de precios acordados por su propia Secretaría a pesar de que abastecen a la población más pobre del país y que concentran la mayoría de las compras de alimentos.

Movilidad Urbana
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Matías Tombolini

Por esa exclusión, que les impide acceder a los productos a precio acordado, en los últimos meses cientos de almacenes y pequeños supermercados tuvieron que cerrar sus puertas, tal como se puede comprobar en cualquier barrio. Tombolini, para decirlo de otra manera, dijo que quienes padecen la inflación son los culpables de la inflación. También mencionó a los formadores de precios pero, como no dio mayores especificaciones, alguien podría contar esa frase en el terreno de la autocrítica.

Sergio Massa se va a arrepentir toda su vida de haber dicho que su objetivo era que “la inflación empiece con 3% en abril”. Fue a mediados del año pasado. Cada día está más preso de sus propias palabras. Estamos a mediados de abril y la inflación empieza con 7%, es decir más del doble del humo que vendió apenas asumió. En el año vamos a estar por arriba del 100% de inflación. Conclusión: Massa acaba de sacar su último conejo muerto de su galera sin magia.

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Sergio Massa

Cómo si esto fuera poco, vaticinó que la economía iba a crecer este año “por arriba del 5%”. Los cálculos más optimistas dicen que Argentina, con suerte no va a crecer nada. Con estos números la hecatombe económica se profundiza y el presupuesto ha sido reducido a papel mojado. La gestión del ministro Martín Guzmán, medida en resultados, fue muy mala. La gestión de Sergio Massa es el doble de mala.

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No mejoró ninguno de los indicadores y por el contrario, multiplicó todos los problemas. Hay más pobreza, más indigencia, más inflación, menos inversión, menos crecimiento, casi nulas reservas en el Banco Central y menos ilusiones. Los precios justos, controlados o como quieran llamarle, perdieron por goleada. El saltimbanqui de Matías Tombolini ya no sabe que inventar para controlar el descontrol.

La presunta picardía criolla de Massa, la astucia de vivillo que tiene para moverse, fue perforada por todos los costados. Hasta los empresarios más chupamedias que compran con alegría todo lo que Massa vende, están desilusionados y lamentan que Sergio haya dilapidado sus últimos cartuchos de una posible candidatura a presidente. Muchos creen que renunciará a sus pretensiones presidenciales y otros creen que renunciará al ministerio.

Hasta algunos periodistas que nos vendieron al Alberto moderado y estadista y que después ofrecieron a Sergio Massa como alguien racional y eficiente, están abandonando el blindaje. Lo acompañaron a Massa hasta la puerta de su cementerio político. Pero no se quieren enterrar con él. Tal vez miran las encuestas en donde la imagen negativa del muchachito de Tigre está por las nubes junto a la de los otros integrantes de la línea fundadora de este gobierno fracasado: Alberto y Cristina.

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Cristina Kirchner y Alberto Fernández

Es un momento de extrema gravedad institucional, pese a que los responsables miren para otro lado o se hagan los tontos. Y es que fue el propio ex ministro cristinista Jorge Ferraresi el que confesó que cuando asumió Massa estaban por irse en el helicóptero. Esa era la gravedad institucional en aquel momento. Renunciar como De la Rúa en medio de un caos. ¿Se imaginan ahora, que se duplicó la catástrofe económica?

Juan Grabois lo tiene en la mira a Sergio Massa porque dice que es el representante de la embajada de los Estados Unidos y del FMI. Pero su lucha revolucionaria baja los decibeles cuando dice que lo quiere adentro del Frente de Todos y en una fórmula de vicepresidente de Wado de Pedro. Bizarra postura política. Irracionalidad al mango. Massa es el responsable de la devaluación en cuotas y por sectores y del ajuste brutal a los asalariados y jubilados.

Pero Grabois no quiere que se vaya de su lado. Sergio Massa es un experimentado vendedor de humo. Eso ya se sabe. Es un pillo, una anguila escurridiza que hoy dice una cosa y mañana, dice todo lo contrario. Es un ilusionista de las palabras vacías. Nada de esto es novedad para la inmensa mayoría de los argentinos. Es un dato duro que aparece en todas las encuestas. Hace poco un consultor averiguó con que palabra lo relacionaban a Massa y la encuesta arrojó: “Panqueque”.

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Juan Grabois

¿Se acuerdan cuando lo llamaban Súper ministro? Ahora es un mini ministro. Sus proyectos fueron espejitos de colores que encima, supervisó Cristina. Sergio Massa, al igual que Alberto Fernández, mintió descaradamente ante la justicia. Ambos fueron fiscales acusadores de Cristina cuando estaban en el llano. Pero cuando fueron convocados como testigos por ella, se convirtieron en abogados defensores de la jefa de la corrupción de estado más colosal de la historia democrática.

Sergio Massa tuvo estómago para decir, muy suelto de cuerpo, algo similar a Alberto Fernández: “No recibí ninguna orden”. Se refería al direccionamiento de 51 licitaciones viales que llegaron por un dinero ducto al bolsillo de Lázaro Báez por la friolera de 46 mil millones de pesos de aquella época. Los abogados de Cristina Kirchner y Lázaro Báez tiraron centros y Massa los cabeceó a todos.

Tanto Fernández como Massa cayeron en falsedades flagrantes que mancharon sus manos y los convirtieron en cómplices del latrocinio. Massa hizo de la mentira una militancia. ¿Se acuerdan de aquel discurso en voz alta, en la cancha de Vélez, cuando garantizó que iba a barrer a los ñoquis camporistas y meter preso a los corruptos? Los definió como “parásitos que están tomando el control del estado”. Hoy es el principal socio (y cómplice) de Máximo Kirchner, el comandante en jefe de la Orga.

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Máximo Kirchner

Hoy, no solamente no barrió a ningún ñoqui. Se puso una fábrica de pastas con Máximo. En su momento, fue a elecciones por afuera del peronismo y se convirtió en uno de los responsables de la derrota de Cristina en las elecciones parlamentarias. En el 2019, se dio vuelta en el aire y se convirtió en todo lo contrario: en uno de los responsables del triunfo y el regreso al poder de Cristina. Hoy Sergio Massa viene fracasando exitosamente. ¿Hasta cuándo?

Por otro lado, ¿De dónde sale la frase “ríos de sangre”? De la Biblia. Isaías: “Dios los ha condenado a una total destrucción”. “Por las montañas correrán verdaderos ríos de sangre”. “Los muertos quedarán abandonados, y despedirán mal olor”. Fuertísimo. Tan fuerte que parece que al ministro Aníbal Fernández le gustó y lo quiere para la Argentina. Aníbal Fernández: “Las calles van a estar regadas de sangre y de muertos”.

Primero: las calles de Argentina, lastimosamente, ya están regadas de sangre. Rosario: asesinaron a tres personas en distintas zonas en un lapso de 15 minutos. Rosario narco: 90 homicidios en 103 días. El conurbano ya está regado de sangre de colectiveros asesinados por la inseguridad. Igual, entendemos que Fernández apunta a otra cosa. Lo que está diciendo es que si gana la oposición se viene un estallido social y eso terminará con represión y con sangre.

¿Cómo se llama esto? Mafia. No hay otro nombre. Si nos sacan del poder, va a correr sangre. Fue lo mismo que dijo Juan Grabois el año pasado: “Estamos dispuestos a dejar nuestra sangre en la calle”. Lo mismo había dicho el abogado de Cristina Kirchner, Gregorio Dalbón: “Si Cristina Kirchner va presa, correrán ríos de sangre”. ¡Cómo les gusta jugar con la sangre! Cómo les gusta extorsionar con la violencia y con la sangre.

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Gregorio Dalbón

Pregunta: ¿No creen que ya corrió demasiada sangre en Argentina? ¿Se acuerdan que durante el gobierno de Cristina asesinaron al militante de izquierda Mariano Ferreyra? ¿Se dan cuenta? Ya corrió demasiada sangre en Argentina. ¿Por qué lo hacen entonces? ¿Por qué Aníbal Fernández sale a amenazar con el caos? El rey Luis XV dijo alguna vez: “Después de mí, el diluvio”.

¿Qué es eso? Una terrible muestra de debilidad. Se trata del hombre que se sabe derrotado, que se sabe acabado, que se sabe terminado y amenaza con tirar del mantel. En el kirchnerismo están desesperados. Se saben fuera del poder. Por lo tanto, lo único que hacen es amenazar. Aníbal Fernández está anticipando un golpe de Estado. Aníbal Fernández es una lacra como persona, un psicópata.

Habló de una sensación de inseguridad, que teníamos menos pobres que Alemania y es el inútil que no le pudo dar seguridad al ministro de seguridad bonaerense. Anticipa una actitud golpista contra el próximo gobierno. Esto de decir que habrá muertos y sangre con un nuevo gobierno cuando ya está ocurriendo hoy es antidemocrático y golpista. Todo de lo que se queja Fernández ya ocurre hoy.

Hay muertos en vida. La gente vive hasta mitad de mes y después sufre. Hay muertos en vida con el gobierno de Alberto Fernández. La inflación casi se triplicó; en el 2020 la inflación no llegaba al 8% y este trimestre va a estar arriba del 20%. La gente no llega a fin de mes y se muere en vida. Para colmo, el cristinismo podrá hacer mil marchas, pero no van a lograr su objetivo.

Podrán insultar mil veces a la Corte Suprema de Justicia y no van a conseguir la impunidad para Cristina. Pueden apelar al aparato movilizador pagado con nuestros impuestos, pero todo ese esfuerza será en vano y caerá en saco roto. ¿Saben por qué? Primero porque sus exigencias son abstractas, no existen y solo están en la cabeza de los talibanes K. Piden el cese de la persecución judicial o del Lawfare y eso no es cierto.

Cristina y el cártel de Los Pingüinos Millonarios, cometieron delitos. Nunca nadie robó tanto y durante tanto tiempo como la asociación ilícita que lideró Néstor primero y Cristina después. Cristina ya fue condenada en primera instancia a 6 años de prisión y en un juicio con todas las garantías fueron aportadas toneladas de pruebas. Como si esto fuera poco avanzan sin prisa pero sin pausa otras causas de la cleptocracia cristinista como los cuadernos de las coimas K y Hotesur.

¿Se entiende? Exigen el fin de la persecución de lo que llaman partido judicial que ahora reemplaza al partido militar. Pero esa persecución no existe. Su consigna es una propuesta fuera de la realidad. Dicen “Democracia o mafia judicial”. Y la verdad es que quieren colonizar la justicia, tener una Corte Suprema militante y convertir a Cristina en una santa que nunca robó un peso. Y eso es imposible.

En ese marco, cabe preguntarse: ¿Cuál Axel Kicillof asistió a la marcha? ¿El que dijo que Patricia Bullrich mandó a matar al colectivero? El tipo más importante y el jefe político de la provincia de Buenos Aires no hizo nada, acusa a un opositor de generar disturbios y no hay un fiscal que lo llame a declarar. Y ahora va a la marcha en contra de la Corte suprema: se pasa la institucionalidad por los bolsillos.

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Axel Kicillof

Las declaraciones del gobernador son graves, pero más grave aún es que marche contra la máxima autoridad judicial de la República siendo el jefe del Ejecutivo bonarense. El gobernador que acusó a un oponente de pergeñar algo para matar a una persona y va a encabezar una marcha contra la Corte Suprema, ¿Eso no es un atropello brutal de las instituciones? El gobernador va contra Horacio Rosatti y no pasa nada. Estas cosas no pueden pasar de largo.

En definitiva, lo que se juega en las próximas elecciones se resume en dos caminos antagónicos: democracia republicana o nacional populismo chavista. No pasarán. Hay una sociedad madura absolutamente harta de los ladrones de estado y de los autócratas. En las elecciones harán oír su voz. Millones de votos que dirán, entre otras cosas: Cristina es el nombre de la impunidad que no pudo lograr. Alberto es el nombre de la mediocridad y Sergio es el nombre de la incapacidad.

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