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Exclusivo: La estafa electoral de Germán Alfaro quedó confirmada

Como lo veníamos anticipando desde Tucumán Despierta, el plan de Cristina Kirchner salió a la perfección, Tucumán por primera vez en la historia tiene tres senadores peronistas

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Beatriz Ávila - Sandra Mendoza - Pablo Yedlin
Descacharreo

No en vano el dicho reza que “una imagen vale más que mil palabras”. Es lo que sucedió ayer durante la jura de los nuevos integrantes de la Cámara alta del Congreso, cuando Beatriz Ávila se mostró junto a los senadores electos por el Frente de Todos, Sandra Mendoza y Pablo Yedlin. De esta manera, el objetivo de Cristina Kirchner está cumplido, ya que Tucumán se quedó por primera vez en su historia con tres bancas ocupadas por el peronismo.

Pero como si eso fuera poco, la foto confirma lo que Tucumán Despierta vino anticipando desde antes de las elecciones. Y es que la hipocresía de Germán Alfaro quedó confirmada. A pesar de prometer y jurar por Dios y ante el mismísimo arzobispo que iba asumir su banca, ayer quedó al descubierto y consumado el engaño. Esto se debe al hecho de que nunca iba asumir, razón por la cual está claro que esta verdadera estafa electoral fue premeditada y con alevosía.

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Y es que está claro que todo se hizo con el único y espurio fin de imponer el nepotismo y colocar a su propia mujer como senadora. Tras la jura de Beatriz Ávila ante Cristina Kirchner, la estafa electoral más grande de los últimos tiempos, se materializaba ante los ojos de un pueblo engañado, al igual que la burla a Dios, por parte del ya conocido a raíz de estas maniobras, el nefasto intendente de San Miguel de Tucumán, Germán “traición” Alfaro.

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Mientras en los demás medios poco y nada se hizo para echar luz sobre la verdadera calaña de Alfaro luego de consumada su estafa electoral, desde Tucumán Despierta se dejó en claro desde un primer momento que no era más que una crónica anunciada de un engaño más en la larga lista que el intendente capitalino lleva sobre sus hombros como una suerte de prontuario político en el que tanto él como su mujer cargan con serios antecedentes de traición.

Lo peor del caso es que, de todos modos, el peronista recibió el respaldo del PRO, tanto en Tucumán como a nivel nacional con figuras como Patricia Bullrich. Y es que parece que la titular del PRO a nivel nacional adolece de amnesia política debido a que fue de las más fuertes críticas de Beatriz Ávila cuando traicionó a Juntos por el Cambio, luego de la derrota de Mauricio Macri en el año 2019 cuando buscaba su reelección como presidente.

Lo grave de esta situación, es que ya no solamente Alfaro engañó al votante tucumano, sino que también cometió la herejía de estafar al mismo Dios. Eso fue lo que se materializó cuando Tucumán Despierta fue el único medio que durante los días posteriores a las elecciones del 14 de noviembre sacó a la luz un video en el que el inescrupuloso intendente capitalino le respondió a Ricardo Bussi que él también juraba nada menos que por la vida del arzobispo Carlos Sánchez.

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Germán Alfaro juraba por la vida de un arzobispo, que no sería testimonial su candidatura en caso de ser elegido como senador nacional. Sin embargo, nueve días después de ese debate, tras los comicios del 14 de noviembre, en los que Alfaro resultó electo, renunció a la senaduría para continuar como intendente de San Miguel de Tucumán y dejando a su propia mujer la banca como si se tratara de un objeto de su propiedad.

“Voy a estar en el lugar donde me ponga el pueblo” había dicho Alfaro en un debate televisivo. Sin embargo, tras los comicios del 14 de noviembre, en los que resultó electo, renunció a la senaduría para continuar como intendente de San Miguel de Tucumán. De esta forma, y sin los más mínimos escrúpulos, el intendente recurrió a un engaño de tal bajeza con el único fin de lograr la confianza de la gente creyente.

Insistimos, lo peor del caso es que lo hizo con la premeditación con la que lo realizó a sabiendas de que él ya sabía que lo hacía mintiendo y engañando. Dice el dicho que uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que dice. Pero en este caso, el propio intendente decidió llevarse puesto a la numerosa feligresía tucumana sin pudor alguno. De esta manera, Alfaro incurrió en algo peor que un engaño.

Directamente, estafó la fe de miles de tucumanos, una fe que nada le importó al intendente, una fe a la que utilizó como un trapo de piso para calmar su nerviosismo pero que no alcanzó a limpiar su conciencia de cara a los fieles que se enteraron el lunes pasado cómo el hombre al que apostaron para el Senado de la Nación los estafaba como votante y le entregaba al peronismo tucumano el record de tres senadores del PJ a Cristina Kirchner, algo repugnante.

En definitiva, Germán Alfaro y su mujer Beatriz Ávila, conforman una pareja cínica en el mundo de la política que no dudaron ni un segundo en intentar instalar en la ciudadanía que ambos conforman una verdadera opción de cambio, cuando en realidad no son más que lo mismo, pero ahora pintados de amarillo. Lo peor de todo es que acciones como la de Alfaro no hacen más que haciendo que la política se termine ensuciando por este tipo de dirigentes deplorables.

Ya lo dice el dicho popular: “el zorro pierde el pelo, nunca las mañas”. Y es que la realidad indica que todos sabíamos que Germán Alfaro era candidato testimonial mientras que ellos se llenan la boca del mandato popular, pero a la hora de tener que dejar el poder, lo desoyen logrando que el intendente tenga una actitud más propia de un okupa que de un dirigente. Mientras tanto, la política se desangra por culpa de personajes nefastos como el intendente capitalino.

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