Vacunación Dengue

La racha negra de asesinatos en tierra kirchnerista

Axel Kicillof, fiel discípulo de la tradición kirchnerista en el tema, se desligó del problema y responsabilizó a la Justicia.

Axel Kicillof
Axel Kicillof (Archivo)
Vacunación Dengue

Jennifer, Uma, María Lucrecia y Maximiliano. Hay que recordar los nombres. Cuatro ejecutados en robos en el Gran Buenos Aires, en apenas 10 días, es una cifra espantosa. Pero sólo cuando se piensa en las personas detrás de cada una de esas muertes se comprende la auténtica tragedia de la inseguridad. No se trata sólo de una estadística.

Jennifer tenía 13 años y la mataron de un tiro en el pecho el jueves 18 cuando cuatro ladrones -que se movían en un auto robado con el cual habían cometido nueve entraderas en seis días- quisieron llevarse la plata, unos $50.000, que su papá guardaba en una caja de zapatos, en una humilde casa-corralón de Virrey del Pino.

Asistencia Pública

Uma tenía 9 años. A ella le pegaron un balazo en la cabeza el lunes 22, cuando salía junto a su padre, custodio de la ministra Patricia Bullrich, de su casa en Lomas de Zamora. Cuatro delincuentes, al menos tres de ellos con antecedentes, que se movían en un auto robado poco antes, quisieron llevarse el Ford Ka que conducía el hombre, quien aceleró para evitarlos: uno de los asaltantes disparó y mató a la nena.

Cumplimos

María tenía 51 años y la asesinaron de un tiro en la espalda el jueves 25, cuando llegaba, junto a su hija de 17 años, a su casa, en Castelar. Cuatro ladrones se le acercaron para robarle el auto, un VW Suran. Aparentemente, María se puso nerviosa y se demoró en desabrocharse el cinturón de seguridad, lo que llevó a un imbécil descerebrado a dispararle y matarla.

Planta Asfáltica

Maximiliano había cumplido 24 años. El sábado pasado a la mañana iba en su moto azul de 110 centímetros cúbicos de cilindrada por la avenida Eva Perón, en Monte Chingolo, cuando dos motochorros se le pusieron a la par. El joven forcejeó para evitar el robo y uno de los asaltantes le disparó en el pecho y lo asesinó.

Según cifras oficiales, en 2021 hubo 797 homicidios dolosos en la provincia de Buenos Aires. Y 716 en 2022, último dato conocido. Alrededor de dos por día. Son números horribles. Pero sobre todo hay que recordar los nombres. Que no pase como con Morena. Tenía 11 años y el miércoles 9 de agosto del año pasado estaba por llegar a su escuela, en Villa Diamante.

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Justo cuando dos motochorros, para robarle su mochila y su celular, la tiraron contra el asfalto y el golpe resultó mortal. Su asesinato conmocionó al país, a tal punto que los candidatos a presidente suspendieron sus cierres de campaña para las PASO. Hoy no muchos se acuerdan de Morena.

No importa cuántos de estos asesinos están hoy detenidos (y una cosa son los anuncios mediáticos de detenciones y otra cosa que esos detenidos “instantáneos” sean luego los verdaderos culpables). Realmente no importa. Son todos parecidos: jóvenes, marginales, jugados.

Roban porque no saben hacer otra cosa, porque de eso viven. Y matan porque creen que las vidas no valen nada, igual que las de ellos. ¿Exagerado? El sábado al anochecer cinco ladrones armados robaron una Toyota Hilux en Ezpeleta. Siete kilómetros después, perseguidos por la Policía, chocaron contra un árbol a 150 kilómetros por hora.

Tres murieron y dos quedaron malheridos. Dos eran menores de edad. Otros dos tenían 19 años. Son muchos así y con encerrar a algunos no alcanza. Lo que importa es evitar que maten. Para ello, claro, habría que tener decisión política, y un plan. En la Provincia, por el momento, parece no haber ninguno de los dos.

El gobernador Axel Kicillof, fiel discípulo de la tradición kirchnerista en el tema, sólo hizo unas breves declaraciones a la radio provincial, la tarde siguiente a la muerte de Uma, luego de participar del acto de la CGT en la Plaza de Mayo: se desligó del problema y responsabilizó a la Justicia. Y eso fue todo. Sí, eso fue todo.

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