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Martín Guzmán y Eduardo De Pedro tendrían las horas contadas en el Gabinete

Alberto Fernández no está para el despilfarro y necesita un político confiable en Interior.

martín guzmán y wado de pedro
Martín Guzmán y Wado de Pedro
Descacharreo

Las preguntas que atenazan a Alberto Fernández y al puñado de leales que maquinan en Olivos son cómo desprenderse de Martín Guzmán sin que parezca una capitulación humillante ante Cristina Kirchner, qué impacto tendrá esa decisión y su impacto en la interna, y lo más importante de todo es si tendrá ecos en una sociedad descreída y preocupada por una inflación que amenaza con desbordar.

La primera conclusión es que, más allá del cuestionamiento de Cristina Kirchner y su hueste al ministro de Economía, Guzmán ya ha cumplido su ciclo al conseguir el acuerdo con el FMI, su logro más importante. Lo que Fernández necesita hoy es un ministro de alto perfil que recree una expectativa hoy ausente, modificando el clima tóxico que envuelve a la administración y que proponga soluciones heterodoxas.

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Guzmán no tuvo ni tiene ese perfil. Su discurso, obsesivamente académico, tampoco enamora a nadie. Más bien aburre o parece una sarasa, como él mismo definió sus circunloquios públicos y privados. Pero en el acelerado casting que están haciendo en Olivos no aparece esa figura que cumpla con el papel requerido. No solo el déficit es de estilo: debe existir un plan. Unir entonces personalidad con un plan es mucho más difícil.

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Podría ser Martín Redrado, de quien se dice que Cristina Kirchner le levantó el veto que pesaba sobre él por su declaración en la causa sobre el dólar futuro. Además, le reconoce que tiene equipo y ambición: dependería de las condiciones políticas y orgánicas para intentar montar el potro de economía. Hoy, ese marco que el economista juzga imprescindible para aplicar un plan no existe.

Sea quien fuere, el nuevo ministro debería concentrar todo el poder: meter mano en Energía, coto privado del kirchnerismo, y tener una política coherente con el compromiso asumido con el Fondo Monetario y las urgencias sociales. Una jugada fuerte se prepara. Daniel Herrero, el presidente de Toyota que acaba de renunciar a su cargo, es mencionado como el titular de YPF, desplazando a un hombre de Máximo Kirchner.

Herrero es un asiduo interlocutor de Alberto Fernández, mantiene vínculos muy fluidos con dirigentes y estuvo tentado a formar parte de un grupo de políticos e intelectuales que intentan discutir las bases de un programa de estabilización económica, entre los que estaban Felipe Solá y Juan Carlos Torre, entre otros. Los cambios proyectados incluyen la salida de Wado de Pedro del ministerio del Interior. Allí llegaría Agustín Rossi, con buenas ondas con Olivos.

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Alberto Fernández no está para el despilfarro electoral, pero necesita un político confiable en ese ministerio. Si De Pedro sale del gabinete -o pasa a Justicia, en reemplazo de un opaco Soria– será una decisión central porque mostrará que la salida de Guzmán no se debe a la ojeriza de Cristina Kirchner, sino que se compensa con el desplazamiento de uno de los discípulos preferidos de la Vicepresidenta.

Juan Manzur se mantendría en su lugar como jefe de Gabinete. El ex gobernador sigue siendo una de las piezas más activas del dispositivo que sostiene a Alberto Fernández. Hay otra decisión que intenta marcar un rumbo distinto. Jorge Argüello, embajador ante la Casa Blanca, estuvo aquí participando de los cabildeos de Olivos y se volvió a Washington luego de haber convencido a Fernández y Cafiero de que había que votar en contra de Rusia en las Naciones Unidas.

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