Cuando en la oposición se recalculan los espacios a ocupar de cara a las próximas elecciones, la senadora Silvia Elías de Pérez se las ingenia para dar la nota y volver al ruedo mediático. Pero lo lamentable, es que haya usado una cuestión tan sensible como es el derecho a la vida, nada más que para sacar ventaja de la gente que dio todo de sí para impedir que se legalizara la muerte en el vientre de un ser inocente.
Y es que la senadora dejó al descubierto su lado hipócrita, al jugar con la posibilidad de dar la lucha en la Justicia cuando juró que, en caso de consumarse la aprobación del aborto, presentaría el pedido de inconstitucionalidad de la ley. El asunto es que hasta aquí, nunca lo hizo, jamás movió un dedo para intentar continuar la ardua batalla por impedir que se consolide la aberrante norma.
En ese marco, Silvia Elías de Pérez tendría culpa también de dejar en soledad a la magistrada de Chaco que incluso fue amenazada con ser destituida sólo por el hecho de hacer lo que corresponde, es decir, hacer valer la ley. Sucede que la provincia del Noreste argentino fue declarada pro vida, por lo que la interrupción voluntaria del embarazo no sólo es inconstitucional a nivel nacional, sino también a nivel provincial.
De hecho, es exactamente el mismo caso que Tucumán, debido a que nuestra provincia fue declarada pro vida por la Legislatura que preside Osvaldo Jaldo. ¿Acaso es la vagancia u otros espurios intereses los que la llevaron a no cumplir con su palabra? ¿Cómo puede confiar la ciudadanía en una representante nacional que utilizó la defensa de las dos vidas sólo para obtener rédito político?
En una nueva muestra de pan y circo, vieja maña política si las hay desde el tiempo del Coliseo romano, Silvia Elías de Pérez se llevó puesta la posibilidad de continuar la lucha por las dos vidas y la legalidad y constitucionalidad de este derecho al no haber cumplido su promesa de presentar un pedido de inconstitucionalidad, tanto en la Justicia federal como en los tribunales de Tucumán.
Así como se vistió de celeste incluso en la sesión del Senado en la que se consagró el aborto legal, así como también participó de cuanta marcha en contra del aborto se realizó en la provincia, así también dejó de lado sus convicciones en casa a la hora de cumplir su palabra de ir ante la Justicia. Se trata de una representante que no cumple sus promesas, ni siquiera las que forman parte de su pensamiento.
Pareciera que la hipocresía le termina ganando la batalla a la defensa de la vida desde la mismísima concepción, que consagran tanto la Constitución provincial como la nacional. Es propio de la Justicia hacer valer esta realidad, y es propiedad de los representantes políticos recurrir a esa instancia para denunciar las ilegalidades. Pero Silvia Elías de Pérez prefiere no hacer nada al respecto: que Dios y la Patria se lo demanden.