Vacunación Dengue

Alberto Fernández ensayó un insólito negacionismo de la pobreza

Además de fantasear con los datos de la pobreza que explotaron durante su gestión, Alberto Fernández habla del futuro del peronismo como si él fuera a tener algún protagonismo en esa discusión por el liderazgo.

Alberto Fernández
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Vacunación Dengue

En una entrevista, Alberto Fernández asegura que la pobreza está mal medida y que si hubiera la cantidad de pobres que señala el Indec la Argentina estaría estallada. Insólito, pero también patético. Cuestiona la medición que hace un funcionario de su gobierno (Marco Lavagna) e ignora que el país que gobierna hace cuatro años sí está estallado y que por eso acaba de perder por escándalo las elecciones.

Cabe recordar que Mauricio Macri era quien decía que su gobierno debía ser evaluado al final de su gestión por los resultados de la pobreza, y por esas cifras terminó derrotado. La pobreza durante el gobierno nacional de Alberto Fernández fue mucho peor. El 40,1% de pobreza que el Indec midió en el primer semestre del año ya es un dato viejo y la pobreza actual es todavía más alta.

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Y no se trata solo del Indec. En esa línea, cabe mencionar que las mediciones del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina coinciden con los datos oficiales en que la pobreza cruza la línea del 50% en el Conurbano Bonaerense y supera el 60% cuando se trata de la pobreza de los menores de 14 años. Los chicos son los más pobres en la Argentina de Alberto.

Cumplimos

Además de fantasear con los datos de la pobreza que explotaron durante su gestión, Alberto Fernández habla del futuro del peronismo como si él fuera a tener algún protagonismo en esa discusión por el liderazgo. Pone en duda a Axel Kicillof que, le guste más o menos, logró la reelección en la agobiada provincia de Buenos Aires. Y propone como referentes de lo que viene a sus amigos Jorge “Coqui” Capitanich, Gabriel Katopodis y Victoria Tolosa Paz.

El gobernador del Chaco fue derrotado en medio de la investigación por la desaparición de una chica que tiene a su mayor aliado político como sospechoso. Y los otros dos son funcionarios de su gobierno repudiados también electoralmente. Como si nadie hubiera podido enterarse de las humillaciones a las que lo sometió Cristina Kirchner, Alberto se presenta como el único que le presentó batalla y se ufana de tener una mirada distinta a la de la Vicepresidenta.

La verdad es que no hubo un solo tema importante en el que el Presidente impusiera su criterio y la sociedad la valorara como beneficio. Un ministro, el cristinista Eduardo “Wado” De Pedro, llegó al límite de renunciarle y luego volver a considerarse ministro como si nada hubiera sucedido. En lo que se podrá diferenciar Alberto Fernández de Cristina Kirchner es en el plano institucional.

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Si este domingo que viene le entrega el bastón de mando en el Congreso de la Nación a Javier Milei, habrá sido junto a Carlos Menem el otro presidente peronista que le cede los atributos del poder a otro de diferente signo político. Esto se debe al hecho de que Cristina Kirchner no quiso hacerlo con Mauricio Macri. No es poco en el desquicio que caracteriza a la Argentina de estos días.

Pero si la inflación casi híper, el dólar multiplicado por quince y la pobreza exponencial que deja su gobierno no son suficientes, solo hay que recordar la vergüenza infinita de los vacunatorios VIP, las dosis que no se compraron a tiempo por motivos ideológicos y las fiestas en la Quinta de Olivos que Alberto Fernández confiesa no poder explicar, como suficiente fracaso para considerarlo el peor de estos cuarenta años de democracia.

En definitiva, lo cierto es que quizás sea una buena discusión para las clases que dicte en las universidades españolas. Sus alumnos podrán deducir que, en aquello de acercar la política a la ciudadanía, Alberto Fernández no ha hecho otra cosa que alejarla hasta volverla un instrumento inútil.

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