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Granaderos a Caballo, el regimiento que encarnó el espíritu de libertad

Este lunes, se cumplen 208 años del nacimiento del cuerpo creado por San Martín. Su objetivo inicial fue transformar simples paisanos de a caballo en jinetes guerreros.

208 años del Regimiento de Granaderos (Foto EFE/María Paulina Rodríguez)
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Por J. Bermúdez Ávila – Granaderos

La invasión napoleónica a España y la abdicación de la monarquía a principios del siglo XIX, generaron las condiciones necesarias para el surgimiento de los primeros movimientos revolucionarios en las colonias hispanoamericanas. Comienzan así a romperse en América, los lazos con la Madre Patria y a gestarse proyecciones continentales de carácter no solo político sino también solidario y mancomunado.

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Es en este contexto que irrumpe en la historia americana la figura de José de San Martín, Teniente Coronel de Caballería, que había servido en el ejército español durante más de 20 años. Sus pergaminos militares en la guerra contra el imperio napoleónico, llevaron al entonces Gobierno Superior Provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el Primer Triunvirato, a encomendarle la creación de un cuerpo militar de élite para expulsar definitivamente a las fuerzas realistas.

Cumplimos

Es así que el 16 de marzo de 1812 tuvo lugar la creación del Escuadrón de Granaderos a Caballo, fuerza militar cuyo organizador y primer comandante sería el Teniente Coronel de Caballería José de San Martín. Bartolomé Mitre sintetizó de manera categórica y excepcional el genio de San Martín: “…Sabía gobernar con igual pulso y maestría espadas y voluntades…”.

Granaderos montados rumbo a una gala en casa de Gobierno (Foto Carlos Ravazzani-Granaderos)
Granaderos montados rumbo a una gala en casa de Gobierno (Foto Carlos Ravazzani-Granaderos)

El objetivo de la creación de esta unidad era claro, pero para nada sencillo: había que lograr la transformación de simples paisanos de a caballo en jinetes guerreros y, a su vez, contribuir a generar en las precarias Provincias Unidas del Río de la Plata una sólida identidad nacional. Esto significaba, ni más ni menos, que fundar la “Patria Argentina”.

A decir del General Bartolomé Mitre, “el Primer Escuadrón de Granaderos a Caballo fue la escuela rudimental en que se educó una generación de héroes. Bajo una disciplina austera que no anonadaba la energía individual, y más bien la retemplaba, formó San Martín soldado por soldado, oficial por oficial, apasionándolos por el deber”.

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Los Granaderos, concebidos como una organización militar altamente profesional y moderna, fueron el instrumento eficaz para vencer en las batallas y contagiar su elevado espíritu patriótico al resto de la sociedad, de manera de no abandonar el ideal libertario sanmartiniano, aun en medio de una gran inestabilidad política interna y de una situación internacional endeble.

Cómo se alcanzó el objetivo en tan poco tiempo

Una primera y fundada respuesta a este interrogante sería que pudo lograrse gracias a la implementación de un Código de Honor para sus oficiales en el que se establecía en forma clara y taxativa, una cantidad de principios y reglas que permitirían preservar la armonía del cuerpo, así como aumentar la confianza y la cohesión de sus integrantes en todo momento.

Formación de granaderos en plaza San Martín (Foto Carlos Ravazzani-Granaderos)
Formación de granaderos en plaza San Martín (Foto Carlos Ravazzani-Granaderos)

Fue así como San Martín logró instalar en sus hombres la idea de que existía un miedo superior al de la muerte misma: el miedo al deshonor. Este código fijaba en forma clara y explícita lo que un granadero no debía hacer, a riesgo de perder su honor y ser, en el mejor de los casos, expulsado del cuerpo. Sintetizaba, además, el mayor impulso para la motivación de sus hombres a través de una férrea disciplina y el culto al valor.

”De lo que mis granaderos son capaces, sólo yo lo sé. Quien los iguale habrá, pero quien los exceda no”, José de San Martín.

Demostrar cobardía en acción de guerra no aceptar un desafío (sea justo o injusto), no exigir satisfacción ante un insulto, no defender el honor del cuerpo, faltar a la integridad en el manejo de intereses, hablar mal de un compañero, ponerle la mano encima a una mujer, no socorrer en acción de guerra a un compañero, hacer un uso inmoderado de la bebida. Esas son algunas de las normas que los granaderos debían cumplir.

Por el carácter con que se imprimió este código, su mensaje ético atravesó los muros del cuartel y los límites del campo de batalla para impactar directamente en el sentimiento del ciudadano común y dar a luz al patriota. Pensar en el honor, en el valor y en un carácter de desempeño superior fue la consigna particular que daría impulso al desarrollo, en primer término, de una organización militar de excelencia, y luego, de una nación soberana en la cual el respeto y la responsabilidad propiciaban un pensamiento de propósito compartido.

Granaderos con las banderas de Guerra y del Ejército de los Andes (Foto Carlos Ravazzani-Granaderos)
Granaderos con las banderas de Guerra y del Ejército de los Andes (Foto Carlos Ravazzani-Granaderos)

Nuestra historia nos cuenta que las hazañas de estos patriotas han trascendido sus victorias y derrotas militares para constituirse en un modelo de organización, disciplina, ética y espíritu de sacrificio. Empezando por el combate de San Lorenzo y continuando con las batallas de Chacabuco, Cancha Rayada, Maipú y Riobamba, entre otras, existen numerosas acciones que hablan y dan cuenta del valor, la formación y la integridad de los granaderos, de los cuales San Martín supo decir….”de lo que mis granaderos son capaces sólo yo lo sé, quien los iguale habrá, pero quien los exceda no”…

Sintetizando de manera brillante el significado de este honorable cuerpo, el ministro chileno Miguel Cruchaga Tocornal, en 1910 durante su visita al regimiento con motivo del centenario de la Revolución de Mayo de 1810, expresó: “los Granaderos son un símbolo, una herencia, una cumbre y un orgullo. Con ellos, empezó su cruzada maravillosa el Libertador de los pueblos, el Fundador de Naciones”.

Hablar de los granaderos es hablar de valores, de tradición, de Nación. Aquellos mandatos de San Martín plasmados en su Código de Honor fueron la base y el sustento necesario para marcar el rumbo de nuestra patria. De esta forma, los argentinos supimos que éramos capaces de superar grandes obstáculos y adversidades, entendiendo que pensar en un futuro de grandeza era posible.

(*) El capitán Juan Cruz Bermúdez Ávila es ayudante del jefe de regimiento de Granaderos a Caballo.

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