Hace tres semanas se anunciaba con bombos y platillos que el supuesto sueño de la ciclovía en Yerba Buena comenzaba a tomar forma. Incluso, habían comenzado los trabajos para la realización de la primera etapa de esta obra que transformaría la forma de trasladarse en la ciudad Jardín. Pero nada de eso ocurrió y, por el contrario, el sueño se trasformó en pesadilla demasiado rápido y las víctimas son los ciclistas ante un municipio que nada hace al respecto.
Y es que, la inacción del municipio sigue permitiendo que ocurran desbandes. Eso es lo que puede observarse sobre la calle Roca de la municipalidad de Yerba Buena, la cual desemboca en Av. Aconquija, las bicisendas son utilizadas por motos y, para colmo, lo hacen en contramano. Lo peor de todo es que, justamente, en esa esquina hay permanentemente inspectores municipales y no hacen nada al respecto, a pesar de las permanentes transgresiones.
Esta desidia de parte de la gestión de Mariano Campero se da a lo largo de los 12 kilómetros de ciclovía. “Buscamos que los peatones y ciclistas que transitan por Yerba Buena lo hagan con mayor seguridad”, insistió en su momento Dino Alfieri, secretario de Planificación y Gestión de los Servicios Urbanos de la Municipalidad de Yerba Buena. Algo que sonó más a una chantada que a otra cosa.
Y es que semejante inversión realizada para que, al final, no puedan usarla los ciclistas porque la utilizan las motos sin ningún control, parece más bien una clara estafa a la confianza del vecino. Sin ir más lejos, en su momento, el propio intendente se llenó la boca hablando maravillas del proyecto y los resultados están a la vista. Es decir, la ciclovía resultó un verdadero desastre y en una absoluta ausencia de controles por parte de la municipalidad.
El intendente Mariano Campero dijo en su momento que “en el recorrido de la bicisenda se instalarán cámaras de seguridad y el personal de la Guardia Urbana Municipal recorrerá el camino para prevenir el delito”. Y también dijo que “el camino hasta llegar a este punto fue largo, pero el resultado vale la pena”. ¿De qué habla el intendente? Vendió humo y lo terminó comprando él mismo.
Para colmo, en su momento dijo que “desde el año pasado proyectamos esta obra pero antes tuvimos que arreglar todas las calles por donde pasará la bicisenda”, una cruel mentira a toda vista demostrada. Y si de mentiras hablamos, la peor de todas resultó cuando Campero aseguró que “vamos a poner a Yerba Buena a la altura de las mejores ciudades del mundo donde los vecinos ya se movilizan en bicicletas por los beneficios para la salud”.
Encima, se dio el lujo de agregar que lo hacían “también para cuidar el medio ambiente a través de la disminución de gases de los vehículos. Estamos haciendo un cambio cultural muy grande en la ciudad”. Pero la cereza del postre resultó cuando esgrimió que “le pedimos a los conductores que respeten las ciclovías, a los ciclistas y a los peatones”. De lo que se olvidó Campero es que su gestión debió ser la primera en respetar y controlar en consecuencia.
