La decisión de la empresa aerocomercial LATAM es la crónica de una muerte anunciada. Y es que se trata de una muestra cabal de cómo el Estado puede repeler la inversión, en lugar de atraerla. Da cuenta, además, de cómo existe un desdén histórico por todo aquello que represente iniciativa privada en un país que necesita de ingresos en dólares de manera desesperante para hacer frente al día a día.
Cuando el ministro de Transporte, Mario Meoni, intentó un tibio acercamiento con la compañía en pos de que revea su decisión de marcharse del país, ya era demasiado tarde. La propia titular ejecutiva de la línea aérea, Rosario Altgelt, respondió de forma contundente. “En estas condiciones, es imposible”, dijo. El “cese total de sus operaciones” en Argentina representa la cesantía de sus 1.715 empleados.
Las razones esgrimidas por la ejecutiva fueron expuestas de manera clara y todo resume en una tendencia expulsiva del país debido a las condiciones estructurales de un mercado alicaído. La devaluación de los últimos años, el impuesto PAIS que encarece un 30% la adquisición de divisas y la prohibición para vender pasajes antes del 1º de septiembre por la pandemia fueron determinantes para la decisión de irse de Argentina.
Pero, como si esto fuera poco, la compañía hizo hincapié en el desgaste continuo con siete gremios aeronáuticos a lo largo de más de una década, junto con el rechazo de los sindicatos a los cientos de medidas que fueron propuestas para mejorar la productividad de la operación. Además, remarcaron que el personal de cabina argentino vuela entre 30% y 40% menos horas que sus pares de las otras filiales de la empresa que trabajan en países de la región.
[su_note note_color=”#0A8C06″ text_color=”#ffffff” radius=”10″ class=””]Uno de los tramos del escrito que LATAM presentó al Gobierno dice que “toda esta situación coloca a LAN Argentina en una posición no competitiva. LAN Argentina no puede simplemente subir los precios para afrontar estos costos”. Y no se olvidó de remarcar el trato diferenciado y discriminante que el Estado realizó en favor de Aerolíneas Argentinas, desde que fue estatizada en el año 2008 durante el kirchnerismo.[/su_note]
“No debe soslayarse tampoco el efecto que tiene en la industria que el principal actor del mercado local, Aerolíneas Argentinas, haya recibido entre 2009 y 2019 más de 5.500 millones de dólares en concepto de transferencias del Tesoro Nacional para sostener sus operaciones. Ninguna otra línea aérea del país recibe subsidios estatales de esta índole”, dejó en claro LATAM en su escrito donde justificó la retirada del país. Para muestra basta un botón. Los encuentros que la empresa mantuvo con los gremios para afrontar las consecuencias de la pandemia ilustran el clima hostil para el emprendimiento privado. “Cabe destacar que dichas reuniones se sostuvieron con representaciones sindicales que dudosamente representan el real interés de los trabajadores de LAN Argentina”, expuso la empresa sobre un Estado que hizo todo para que la iniciativa privada huya.
