“Sobre llovido, mojado”, dice el dicho y el mismo puede aplicarse perfectamente a la realidad de nuestra provincia. Esto se debe al hecho de que ayer miércoles había ingresado al Concejo Deliberante de San Miguel de Tucumán un pedido de empresarios para incrementar 65% el valor del servicio.
Se trata de un cálculo realizado a partir de la proyección de la inflación anual más un plus de 10% por pérdidas sufridas durante la pandemia y atrasos de desembolsos de subsidios nacionales y provinciales. Si se aprueba, el boleto mínimo pasaría a costar $74 mientras que el máximo tendría un valor de $97.
Y cuando los ciudadanos pensaban que esto ya de por sí significaría un duro golpe al bolsillo de la gente, pocos minutos después se conoció que dueños y choferes de taxis de Tucumán anunciaron la semana pasada su intención de solicitar un aumento del valor del servicio. El asunto es que esta vez se hizo realidad.
Un incremento que ronda el 50% y que, según aclararon desde el área de Prensa y Difusión del Concejo Deliberante de Capital, fue hecho de palabra y no a través de un documento formal. El presidente de la Comisión de Transporte del parlamento municipal, el concejal José Luis Coronel, adelantó que la solicitud de los taxistas será analizada recién la semana que viene.
Y que no descartan que se haga efectiva, más allá de un reajuste en el porcentaje demandado. “Lo veremos el miércoles”, señaló. De respetarse el pedido de los trabajadores, la bajada de bandera saltaría de $65 a $97,70 y la ficha cada minuto o cada 100 metros pasaría de $6,50 a $9,75.
“Es imposible seguir como estamos, la nafta aumentó dos veces y el GNC tendrá un tercer aumento ahora”, había declarado el último viernes al móvil de este diario el secretario general de la Federación de Conductores de Taxis de Tucumán, Julio Rodríguez. El último incremento concedido a los taxistas tuvo lugar en diciembre y fue del 30%. El pedido original era idéntico al actual, un 50%.
