El ejemplo de humildad y estatura moral de José Cano quedó de manifiesto, una vez más, ayer martes. En uno de los momentos más difíciles que se viven la Argentina, anunció la donación de la mitad de dieta como legislador a la Fundación CONIN, que se dedica a la lucha contra la desnutrición infantil, beneficiando a más de 100 familias vulnerables.
Mientras no pocos de sus colegas, aún los más ignotos, se arrogan vanidosamente haber sido elegidos salvadores de la patria y asumen, sin admitir prueba en contrario, que su carrera los va a llevar indefectiblemente a la gobernación de Tucumán, José Cano siempre se vio a sí mismo como un humilde servidor público.
Es decir, un empleado que estaba ahí para hacer su trabajo en mejora de la construcción de los consensos para darnos a los tucumanos las mejores leyes. Cuando muchos “mercaderes de la política” se aferran a sus bancas y a sus sueldos, y hasta las discuten en la Justicia, José Cano renunció a la mitad de su dieta en medio de una terrible situación socio económica.
Y lo hizo sin que nadie se lo pidiera y solo porque considera que es lo que debe hacer. Lo cierto es que se trata de un gesto que debería instar a sus pares de la Legislatura provincial a ser honestos, humildes y generosos a la hora de sentarse a dialogar por el bien de Tucumán, sobre todo, en cercanía de la Navidad.
El mensaje y el testimonio de José Cano, que rápidamente inundó las redes sociales, no deja de ser una extensa invitación, aunque estuviera especialmente dirigido a los políticos. Constituye una profunda exhortación a dejar de lado mezquindades, chicanas y egoísmos, y a ser solidarios con quienes peor la están pasando.
En definitiva, su accionar debiera encarnar un ejemplo a seguir de parte de la dirigencia política. Y es que en estos tiempos tan difíciles para todos los argentinos en general y para los tucumanos en particular, que exista la voluntad política de un legislador de donar la mitad de su sueldo para ayudar a los demás es algo para resaltar.
Sería importante que la dirigencia en su totalidad tenga el mismo gesto. Habiendo, por ejemplo, tantos comedores necesitando ingresos de manera desesperada para hacer frente a la ración de comida diaria que tantos tucumanos necesitan, sería importante que los demás legisladores sigan los pasos de este representante del pueblo para paliar un poco la difícil situación actual.
De alguna manera, se trata de darle continuidad a los buenos gestos en un momento en el que la dirigencia política da la espalda a la sociedad luego de que el pasado jueves, en la última sesión de la Legislatura de Tucumán, los parlamentarios tucumanos se autoaprobaron un incremento en sus dietas del 100%.
Con esta medida, de los $700.000 que recibían hasta ahora, pasarán a cobrar entre $1.300.000 y $1.500.000. Algo a todas luces realmente obsceno, insensible e inoportuno para con un pueblo que sufre los embates de la inflación cuando, al parecer, poco pareció importarles a los servidores públicos tucumanos. Es por ello que el ejemplo de José Cano debiera llamarlos a la reflexión.
