Por medio de las declaraciones que realizó en el día de ayer el titular de la cartera de Seguridad provincial, Claudio Maley, la sociedad entera pudo comprobar que el ministro se transformó en un verdadero domador de reposeras, es decir, alguien más habituado al descanso que al trabajo. Y es que el funcionario se molestó cuando la prensa le preguntó por la incapacidad de la Policía que él conduce a la hora de impedir las fiestas clandestinas que empiezan a inundar Tucumán.
En ese marco, Claudio Maley se preguntó, por qué la Policía tiene que estar recorriendo las fiestas clandestinas, como si no fuera su trabajo el tener que controlar que aquellas actividades que son ilegales no se lleven a cabo. Esto no se trata de minimizar o relativizar el comportamiento juvenil, que pone en peligro a toda una provincia ante la posibilidad de un rebrote de coronavirus, cuando el deficiente sistema sanitario de Tucumán está en jaque todavía.
A lo que se apunta es al hecho de que el ineficiente ministro de Seguridad tucumano, no es consciente acerca de que su trabajo es impedir cualquier tipo de actividad que sea considerada ilegal. Sin embargo, se molestó cuando le señalaron que la fuerza que él conduce, no cumple con la tarea que le corresponde. Muy suelto de cuerpo, reprochó el hecho de que no haría falta que la Policía intervenga debido a que existen consejos sobre evitar fiestas y reuniones masivas.
Habría que avisarle que los delincuentes, los asesinos y violadores también están conscientes de que su accionar delictivo está mal y sin embargo lo hacen. ¿Acaso lo que dijo Maley es una excusa para no hacerse cargo del papel que le toca en la pandemia de inseguridad que azota a Tucumán? ¿Acaso busca quitarse responsabilidad en lo que hace a las fuerzas de seguridad a la hora de impedir los hechos de inseguridad sólo porque los malhechores no siguen los buenos consejos?
Por otro lado, Claudio Maley aprovechó la oportunidad para cuestionar el comportamiento de los jóvenes, de por sí reprochable, por supuesto. Sin embargo, nada dijo ni mucho menos reprochó el comportamiento de los propios agentes de seguridad cuando secuestraron torturaron y asesinaron e hicieron desaparecer el cuerpo de Luis Espinosa. Su hipocresía los lleva a medir con distinta vara el accionar de los civiles en comparación con la de sus dirigidos.
También, cuestionó el hecho de que se incumplan las normas de parte de los civiles y les reprochó que no cumplan con su deber. Claramente, Claudio Maley proyectó sobre los jóvenes sus propias fallas y el incumplimiento del deber a la hora de cuidar la integridad, la seguridad y la vida de todos los tucumanos. ¿Quién más incompetente que el ministro de Seguridad de Tucumán en todo este tiempo? ¿Por qué jamás el gobernador de Tucumán, Juan Manzur, lo retó siquiera?
Cuando apenas restan semanas para que el 2020 sea historia, este año será recordado no sólo por el desastre causado por la pandemia mundial de coronavirus. Este año también será tristemente célebre y recordado por la sociedad tucumana a causa de aquella otra pandemia que la azotó: la de la inseguridad. Como tantas veces lo hemos hecho ya desde este medio, una vez más nos volvemos a preguntar: ¿Hasta cuándo deberán seguir tiñéndose de sangre las calles de Tucumán?
