Como suele suceder con los de los ideales, ¡siempre con el caballo detrás del carro! Todavía sigue lo que ya no debería suceder: los que luchan por el derecho a la vida, desde su misma concepción, o los que están, por la legalización del aborto; todavía se siguen muriendo las mujeres que apelan a los abortos clandestinos, o de lo hermoso que hubiera sido, ese niño, si hubiésemos permitido que nazca; dos posiciones opuestas, como la misma vida. Vivimos porque nos alimentamos de ilusiones y de anhelos que nos permitan vivir de una manera normal, lo que en este idioma argentino sería lo mismo que tener una vida feliz (hablando humanamente). Afirman, los que dicen entender, que en la Argentina vamos por el buen camino, que no queda otra opción y que esta social economía es la única posible. Hace tiempo y allá lejos, la señora Elisa Carrió dijo que los argentinos podemos quedarnos tranquilos: que el dólar había alcanzado su techo, en los $ 24,50, que valía entonces. ¿Perogrullada? ¡No! Un descuido de evaluación, y así vive su vida esta señora que poco hizo por la Argentina. ¿Y eso de “pobreza cero”, o “impuestos nunca más a los empleados”? Después de más de tres años al frente del Gobierno argentino, ¿es este hombre el que quiere seguir al frente del poder? En estos tiempos anómalos todo es permisible, sobre todo cuando la incapacidad de nuestro Presidente es nuestro peor enemigo. ¿Y si les preguntamos a los jubilados cómo viven sus últimos felices años? Pero de esto no habla el “señor de las promesas incumplidas”; sólo tiene expresiones de anhelos o promesas que no se cumplen. En estos días informaron de lo bien que se desenvuelve la educación en Buenos Aires (en la provincia), mientras numerosas escuelas se caen a pedazos, mientras la artífice -María Eugenia Vidal- de los problemas sin resolver (en cuanto a educación) tiene la tasa más alta de aceptación (política) y no es cuento. Pero, ¿no darle importancia a lo más importante para una sociedad, que necesita de hombres capaces y morales, para dirigir nuestro destino? Es realmente inaceptable su incapacidad de poder conciliar. Mientras, el aumento del dólar, del que deviene nuestra inflación y un constante desmedro en nuestra calidad de vida; continuar aumentando los servicios públicos, sin tener en cuenta el incremento de los salarios, es lo mismo que sucede desde un primer momento del mandato de Macri: no dejan de ser vidas miserables anunciadas, con el agravante de que la incapacidad de nuestro mandatario nacional ha tocado su techo. Es que los abismos de la pobreza son tan profundos que nadie los podría dimensionar, sobre todo cuando el hambre duele lo imposible, o cuando hay cientos de miles de personas que mueren por esa maldita desnutrición o por enfermedades, que a punto de ser erradicadas, hoy son motivo de muerte para quienes las contraen por tener las defensas bajas a causa del hambre, de la tuberculosis o de la desnutrición misma. ¿En la República Argentina tenemos un Presidente capaz? Si así es, ¿dónde está?
Héctor Leonardo Bravo [email protected]