Horacio Rodríguez Larreta dijo en una entrevista que “Tucumán tiene potencial, pero es como una provincia detenida en el tiempo”. Sin embargo, nada dijo acerca del municipio capitalino que gobierna Germán Alfaro, al que el jefe de Gobierno porteño respalda a pesar del desastre en el que está hundido San Miguel de Tucumán.
Si para muestra basta un botón, cabe señalar que, sin ir más lejos, vecinos de calle Monteagudo desde el 1500 sufren el derrame de líquidos cloacales que se extiende desde Venezuela y Monteagudo, a lo largo de 10 cuadras. Es decir, a solo 8 de plaza Urquiza y 13 de Plaza Independencia, el olor es insoportable y según manifestaron, lo padecen desde hace 30 años.
Cada esquina conforma una pequeña laguna de agua podrida y estancada donde proliferan los insectos y alimañas y al llegar a la altura 1.500, un pozo tapado con basura, corona el lugar en medio del asfalto. En ese marco, lo cierto es que desde la Municipalidad ya no saben a quien responsabilizar y a quien acudir por ayuda.
Lo cierto es que los líquidos cloacales forman parte de la cotidianidad de las familias y representan un peligro y foco infeccioso para todos ellos. “Mis hijos tienen vergüenza de invitar a sus compañeritos por el olor a podrido y tampoco podemos organizar reuniones familiares porque llegar acá es una odisea, el olor penetra en las casas, te queda impregnado en la ropa”, manifestó uno de los vecinos.
Otro agregó: “a los colectivos que circulan por el lugar no les importa nada, pasan a toda velocidad y salpican de materia fecal la vereda, eso no es vida, tenemos que estar desinfectando todos los días las veredas”. Una señora mayor contó que cada vez que sale a hacer las compras, tiene que caminar varias cuadras hasta llegar a un lugar donde el cordón cuneta no tenga musgo y agua podrida para poder cruzar la calle.
Una mamá preocupada sostuvo que los chicos están a solo días de comenzar las clases y tienen que transitar por las calles anegadas de líquidos cloacales. La realidad que viven los vecinos de Monteagudo al 1500 es insostenible y triste a la vez. Mientras tanto, nadie de la municipalidad se hace cargo y ellos, resignados y a la espera de una solución que parece utópica, siguen siendo prisioneros de los líquidos cloacales.
Es por ello que cabe preguntarse entonces cómo es posible que el alcalde porteño que conduce el distrito más importante de la Argentina, el cual se destaca por el manejo de la administración, pueda apoyar la postulación a gobernador de un intendente como Germán Alfaro que sumió en el desastre a la quinta ciudad más importante del país.
La respuesta es simple, sólo les importa seguir en el poder a toda costa.
