Después de haber recuperado una camioneta, los investigadores están tras los pasos de una banda que se dedicaría al robo de vehículos para llevarlos a Bolivia con el propósito de canjearlos por droga que luego la revenderían en la provincia. El lunes 9, Manuel Comán estaba por guardar la Toyota Hilux en su casa de avenida Presidente Perón al 100.
Justo cuando fue sorprendido por tres personas que, después de amenazar con armas de fuego, se apoderaron del vehículo. En la fuga, protagonizaron un incidente vial con un auto que nada tenía que ver en el hecho. Personal de la Brigada de Investigaciones de Yerba Buena, al mando de los comisarios Daniel Cuellar y Jorge Dib, dirigidos por el fiscal Pedro Gallo, analizaron el caso.
Después de analizar las cámaras de seguridad del Estado y de particulares, determinaron que los asaltantes se movilizaban en un Fiat Palio blanco. Ubicaron a su titular en un barrio del sur de la capital y solicitaron medidas de allanamiento. Los pesquisas descubrieron que uno de los hijos del propietario podría estar involucrado en el hecho, por lo que decidieron ir tras sus pasos.
Luego de haber realizado tareas de inteligencia, los investigadores ubicaron un domicilio en el que podría recibir el sospechoso. Al allanar una vivienda en el barrio 23 de Febrero ubicaron la camioneta. La propietaria explicó que ella en realidad alquilaba a la misma persona que estaban buscando los policías, pero que no sabía más detalles.
Los pesquisas sospechan que el acusado podría estar involucrado en otros robos similares. También creen que usaba esa casa para esconder los vehículos y que después lo trasladaban a Bolivia donde lo cambiarían por droga. Las autoridades del Ministerio Público Fiscal entregaron ayer la camioneta a la víctima después de cumplimentar con todos los trámites de rigor.
“Tengo una mezcla de sensaciones. Estoy muy agradecido por el trabajo en equipo que han hecho la fiscalía y la policía. Si bien nos devuelve algo material también nos devuelve esa tranquilidad que debemos volver a construir, esa vida normal que uno lleva con honestidad y trabajo”, reflexionó la víctima.
