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Juan Carlos Parodi: “El pronóstico de Argentina es calamitoso salvo que se produzca un milagro”

El reconocido cirujano argentino dio su visión sobre la situación actual del país y la definió como catastrófica. “Estoy muy preocupado”, admitió

El médico cirujano Juan Carlos Parodi
El médico cirujano Juan Carlos Parodi
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A días de haber recibido el premio a la Trayectoria en los Premios Konex, el destacado cirujano argentino Juan Carlos Parodi admitió este viernes sentirse emocionado por el reconocimiento y dio su visión acerca de la situación actual que atraviesa Argentina, la cual -asegura- lo tiene preocupado.

Fue en una entrevista con Nelson Castro, por Radio Rivadavia, donde el médico e inventor de la endoprótesis ratificó su decisión de vivir en Buenos Aires, aunque admitió entender a los jóvenes que eligen irse. En este sentido, dijo tener pocas esperanzas para el futuro: “Estoy muy preocupado”, declaró quien posee una extensa trayectoria internacional y recorrió varios países del mundo ejerciendo su profesión y enseñando en prestigiosas universidades.

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Conocido, entre otros grandes logros, por haberle salvado la vida del Papa Francisco en 1982 y al ex presidente Carlos Menem, el 14 de octubre 1993, Parodi dijo tener aún “una pequeña esperanza en que la recuperación del país” y contó que su sueño es que vuelva a ser el lugar que era antes, cuando él era chico. Apelando a su memoria, describió aquella Argentina como una “pujante, solidaria y con posibilidades buenas para todos”.

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-¿Cómo te sentiste al recibir el premio en el Konex?

Cuando es de mi país, donde me costó más imponer las cosas, es increíble. Realmente fue emocionante. Hice varios desarrollos, pero el más notable fue el tratamiento de los aneurismas que hoy revolucionó la cirugía del aneurisma del mundo, que hoy es la sexta causa de muerte. Tuvo un gran impacto: abril me llamó el presidente del American College y me dijo ‘joven Carlos, se hizo el caso un millón en el mundo’. Lo que uno siente es ‘caramba, ayudé a la gente’. Porque bajó la mortalidad prácticamente a 0. Es una satisfacción grande.

-Con el éxito obtenido a nivel mundial, ¿por qué se quedó en Argentina, profesor Parodi?

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-Yo era profesor titular de Washington University, que está entre las tres mejores facultades de medicina de EE.UU. Me trataban y me pagaban muy bien, pero el sensor de rayos me dio que estaba recibiendo demasiados. La radiación es cancerígena y la señal en mi aparato decía que el límite era peligroso. Ahí me tuve que convencer de que había terminado la proyección con la radiación para mí, porque cada procedimiento duraba media hora que yo estaba expuesto a los rayos. Ahí tuve que dejar, pero ya tenía tantos discípulos que realmente el impacto no iba a ser importante, todos operaban igual que yo.

No solo en el St Louis, sino en prácticamente todos los estados de Estados Unidos, en todos los países de Europa, en México, Colombia, Chile, Brasil, Uruguay. El más interesante fue uno que hace un mes me llamó desde Japón. Era el presiente de un congreso asiático de cirugía que había sido discípulo mío. Un día, en una visita a Japón, se acercó y me dijo que quería serlo. Como hablaba muy bien inglés lo mande a Nueva York y en pocos años realmente era un hombre brillante. Pero a pesar de todo, a los 8 años me dijo que extrañaba su cultura y se volvió a Tokio. Y el otro día me llamó para que fuera a Tokio con mi mujer y me hizo Doctor Honoris Causa en la universidad de Tokio.

– ¿Cómo vive este momento tan particular de Argentina, en el que también faltan neuroprótesis?

– Estoy muy preocupado porque casualmente hace pocos meses estaba en Roma y me invitaron a cenar con el presidente de la RAI. Y me dice: “La historia Argentina es muy fácil, antes y después de que les mandáramos el becario del Duchenne. Ustedes eran un país que fueron primero en PBI per cápita en 1895, siguieron altos con Canadá y Australia, Pero en 1946, con la venida del becario del Duchenne tuvieron una caída abrupta del 4to lugar, al lugar africano de la curva del producto bruto”.

Y yo creo que desgraciadamente la Argentina tuvo esos dos períodos y estamos en el segundo. Y no sé si vamos a salir. Me da una gran pena porque hay tanta gente culta, buena, trabajadora. Pero, por otro lado, le han hecho tanto mal: han creado tanta pobreza, que es algo que me deprime mucho porque hice estudios de crecimiento demográficos en los pobres y el pronóstico no es bueno. Aumenta la delincuencia, la drogadicción, baja el nivel educacional. El 68% de los niños son pobres, están mal nutridos, con educación pobre, adictos al paco desde los 10 años que produce necrosis cerebral. El cociente intelectual cae y cada vez es más peligroso salir a la calle en el Conurbano, en Rosario. Y esto no mejora, al contrario, el pronóstico -salvo que se produzca un milagro- es calamitoso.

– Los jóvenes estudiantes de medicina buscan terminar la carrera para irse del país, ¿qué opinas?

-Es que el pronóstico de vida realmente es muy pobre. Los residentes ganan menos que un preso, ellos ganan más que la jubilación mínima, que es la que tengo yo. Es catastrófico lo que está ocurriendo. Tengo alguna esperanza, quizás demasiada pequeña, pero ojalá que nos salvemos de esto que nos pasó en lo últimos años.

Yo estaba leyendo que no se vote en blanco porque Chávez subió porque ganó el voto en blanco. Y el salió segundo, pero como eran en blanco (los otros), salió primero. Y hace 40 años que están y es el país más pobre del mundo a pesar de ser el más rico en petróleo. Falta de libertad, abusos, torturas y todo lo que sabemos de Venezuela. De Cuba ni que hablar. No queremos eso, pero nos puede pasar, perfectamente.

El reconocido médico argentino le salvó la vida al Papa Francisco en 1982

-¿En manos de quién vamos a quedar los argentinos cuando hay 68% de chicos pobres? Tiene un valor proyectivo que genera preocupación

-Son nuestros futuros adultos y así va a ser nuestra sociedad. Y ya lo es porque la mayor parte de nuestra sociedad ya está casi en niveles de pobreza y de educación muy malo, las pruebas educar son calamitosas.

Este deterioro ha implicado la desconsideración del mérito. Porque el mérito, al margen de lo individual, se proyecta sobre la sociedad.

-Yo era joven y tardé mucho en hacer lo que hice y me costó esfuerzo. Es lo que siempre digo. Hay un libro que se llama “Out lawyers” que dice que para ser exitoso hay que tener un cociente intelectual, no mucho, basta con 120, y hay que tener inteligencia emocional, pero sobre todo persistencia. La ley de lo 1000 días: si uno no tiene persistencia… A mi me pasó en todo y yo no tuve padrinos, me lo hice solo, me pagué la investigación yo solo y al final tuve éxito en muchas cosas que hice.

-Le reconozco que usted podía vivir cómodamente a cuerpo de rey en cualquier lugar del mundo y vive en Argentina

-Si, eso es cierto.

-Es un hombre que atendió mucha gente del poder y nunca se aprovechó de eso, por eso cobra la mínima. ¿Cuál es su sueño?

-Si, cobro la jubilación mínima. Mi sueño es ver un país como era cuando yo era chico. Porque yo amo mi país. Mi país es mi hogar, donde está mi familia, mis parientes. Mi sueño sería ver algo que ya vimos, que es tener una Argentina pujante, solidaria, con posibilidades buenas para todos. Porque eso de la ayuda social creo que lo único que vale es darle oportunidades a todos. Porque lo que sí es injusto, que yo lo ví cuando hice un trabajo de campo en las villas, es esos pobres chicos que no tenían posibilidades. Eso sí es injusto. Y se me abrazaban a una pierna y no me soltaban porque no tenían afecto. Si yo hubiera nacido en el lugar de ellos, seguramente sería lo peor de la sociedad, resentido, sin educación, sin ningún grado de solvencia en nada, y me da pena porque no darle oportunidades a los chicos es muy injusto. Porque ellos no eligieron venir, los trajeron, entonces uno es responsable de lo que elige y si uno no lo elige, creo que es responsabilidad de todos nosotros.

Por eso yo quise hacer una ley, que al final me la vetaron, de procreación responsable. Porque veía que la procreación en Argentina es asimétrica: en los lugares sin posibilidades había 4,7 chicos por pareja y en la población en general 1,9. Y si uno hace la proyección que primero empiezan a tener hijos en la adolescencia y después tienen más hijos, se le duplican el número de personas en menos de dos generaciones. Quiere decir que nuestro futuro adulto va a ser todo así.

En 2018 hice el estudio en el pozo de la Cava y en Merlo y hace pocos meses volví a ver a esas familias y todo lo que había predicho se cumplió. Como dijo Tévez, un hombre que a mí me despierta admiración porque salió de muy bajo. Cuando en Fuerte Apache le preguntaron por sus amigos de la infancia, dijo pasaron dos cosas: o están muertos o presos. En 2018 yo tenía el catastro de las villas y vi lo que había pasado con esas familias. Y los que fumaban paco ahora toman cocaína y andan en moto robando celulares. Y ya lo habíamos previsto, que iban a salir delincuentes de ahí. Y otro estudio que se hizo de madres adolescentes: el 50% de los hijos son delincuentes.

Juan Carlos Parodi es conocido, entre otros grandes méritos, por haber salvado la vida del Papa Francisco en 1982. En ese año, el médico fue llamado por un cardiólogo al que conocía para tratar a un sacerdote enfermo al que varios de sus colegas se negaban a atender. Lo visitó en una clínica de Parque Centenario y lo salvó: era Bergoglio.

La anécdota la contó en diálogo con Mirtha Legrand años atrás: “Tengo un sacerdote muy enfermo y tus colegas están un poco escapándole al bulto”, fue lo que le dijo a Parodi su amigo el cardiólogo José Diorio, cuando le pidió ayuda. Según recordó, se encontró “con un sacerdote con los ojos hundidos, deshidratado, con dolor”.

Al revisarlo Parodi se dio cuenta que el sacerdote tenía gangrena en la vesíscula y peritonitis. “Se iba a morir”, aseguró. Intervino al día siguiente a Bergoglio, entonces un cura anónimo, que a la semana volvió a caminar.

“No le voy a poder pagar”, recordó que le dijo el hoy Papa Francisco tras salir bien de la operación. “Yo no vine por plata, yo vine por ese libro”, le respondió Parodi señalando Historia de Ignacio de Loyola, ejemplar que se llevó firmado por un sacerdote al que no conocía y que en 2014 lo invitó al Vaticano, aunque tampoco esa vez pudo pagarle.

El 9 de abril de 2014 Parodi estaba en un congreso en Londres y logró tener una audiencia privada con el Santo Padre. Fue en esa oportunidad que el propio Francisco le recordó la noche en que siendo Bergoglio, él le había salvado la vida.

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