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Los “grupos de tareas” de Germán Alfaro generan violencia en las calles

El intendente capitalino es el principal responsable de que Enrique Romero y sus agentes de Tránsito desparramen su manejo impune y autoritario a lo largo y ancho de la ciudad.

alfaro secuestro de bicis
Germán Alfaro - Secuestro de bicis
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Opinión. “Lo que nos dejó la semana

En la semana que pasó, quedó claro que la culpa no la tiene el chancho, sino quien le da de comer. Enrique Romero es un personaje nefasto en Tucumán. Y es que su mala imagen ha crecido y, mientras muchísimos tucumanos no lo pueden ni ver, él avisa que tiene muchas más adhesiones de los que sus detractores creen.

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Para colmo, es tan soberbio y arrogante que, durante su ida y vuelta por Instagram con cientos de seguidores, respondió si se presentará o no a algún cargo político en las próximas elecciones: “¿Si me voy a postular a algo? No, no sé, depende, la gente me dirá después”. Pero lo cierto es que al igual que la gran novela literaria de la escritora inglesa Mary Shelley, la culpa de la existencia del monstruo de Frankenstein es culpa de su creador.

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subsecretario de tránsito, Enrique Romero

Trazando un paralelismo con esta obra de ciencia ficción, la realidad la supera cuando comparamos la novela con la creación monstruosa que de Romero hizo Germán Alfaro. Y es que el intendente es el único y verdadero culpable de que el subsecretario de Tránsito se haya convertido en un verdadero déspota y que comande desde su área de influencia a inspectores que emulan a los agentes de la Gestapo.

En ese marco, el refrán dice que el pez por la boca muere, y fue así que, por medio de la ya mencionada transmisión de Instagram del viernes, un usuario le preguntó “¿Por qué los inspectores no están debidamente identificados?”. Y es que este interrogante da en la tecla de una manera de manejarse de parte de la división de Tránsito del municipio que tuvo como respuesta una mentira canallesca.

“No sé a qué se refiere, todos estamos debidamente identificados menos yo que soy subsecretario”, argumentó Romero de forma desvergonzada e hipócrita. Y es que se trata de una mentira a todas luces a causa de que, en el último hecho, personas de civil y sin uniformes de ninguna institución ni identificación personal alguna fueron los que cortaron una cadena y se llevan una bicicleta de un repartidor de Pedidos Ya.

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Estos operativos fueron realizados por “grupos de tareas” del intendente Germán Alfaro. Quienes emulando las épocas más oscuras de nuestro país, realizan estos actos sin identificación alguna. Procedimientos que no son propios de las instituciones de la democracia.

Esta gestión del intendente Alfaro, se dedica a atacar al que menos tiene y a personas que quieren trabajar dignamente, muchachos que el único medio que tienen para desarrollar su actividad es una bicicleta, y van por ellos, no les importa. Como si eso fuera poco, la impunidad de este impresentable funcionario se vio reflejada cuando le preguntaron: “¿Por qué coimea siempre excepto cuando se filma para las redes?”

A lo que Romero contestó: “Si tenés alguna denuncia, presentala; si no la tenés, no hablés pavadas. Nunca acepté una coima, tengo una camioneta y alquilo un departamento”. Se ve que el funcionario de Alfaro tiene amnesia selectiva debido a que no parece recordar cuando en un programa televisivo de hace algunas semanas relató los delitos que cometió como, por ejemplo, cuando admitió liberarle los autos sin costo a quien él quiera.

Y si de coimas hablamos, hay que mencionar los años de innumerables casos que hasta se registraron en grabaciones caseras en las que fueron filmadas una serie de coimas de parte de los agentes de Tránsito, que en definitiva son empleados del municipio que gobierna Germán Alfaro. Se trata de una suerte de efectivos parapoliciales que trascienden por su inclinación por los atropellos y el procedimiento siempre patoteril de estos personajes.

Sin mencionar la inusitada violencia con la que cometen todo tipo de irregularidades desde hace tiempo. En ese marco, se inscribió durante el pasado mes de febrero una denuncia de violencia por la que fueron condenados dos agentes de tránsito acusados de haber incurrido en la consecución de delitos penales. Lo mismo que otros dos agentes de tránsito que a los pocos días también fueron denunciados por haber golpeado a un adolescente en pleno microcentro.

La clave de este manejo impune surge de ese comodín en el que se convirtieron las famosas ordenanzas, las cuales, al igual que los niños con los Reyes Magos, nadie nunca las ve, pero creemos que existen. Y es que, en ese sentido, le preguntaron a Romero “¿Por qué levantás bicicletas, ur…?” y él respondió apelando a ordenanzas que supuestamente existen porque, a decir verdad, nunca las muestran, razón por la cual las formas de los procedimientos son ilegales.

“Porque específicamente la ordenanza 2114/93 determina la prohibición de instalación de objetos fijos o móviles en la vía pública que impidan el libre tránsito del peatón y por otro lado que terminen actuando en detrimento del paisaje urbanístico. La bicicleta debe ser estacionada en el cordón de la vereda tal cual lo indica la ordenanza y no en los árboles”, dijo Romero apelando a una ordenanza que nadie vio nunca.

Cuando insistieron sobre el tema, le preguntaron: “¿Por qué antes de robar las bicis no ponés estacionamiento en las veredas para las mismas?” Romero aclaró: “Primero, no robamos las bicis; segundo, las bicis tienen que estar estacionadas en el cordón; tercero, hay guarderías que reciben bicis; cuarto, la empresa que va a controlar el estacionamiento pago va a poner artefactos para las bicis”.

Se trata de una respuesta miserable a sabiendas de que prácticamente es imposible demostrar la titularidad de una bicicleta, por lo que entonces serían irrecuperables cuando lo que esta gente busca únicamente trabajar. Según el repartidor, Romero le contestó que no es problema de él que el muchacho con la bicicleta pasara ese trago amargo, que era problema del mismísimo cadete.

Pero lo que no entiende este salvaje funcionario es el hecho de que el problema es del “funcionario” que tiene la obligación de brindar lugares para que puedan estacionar las bicicletas, como lo hacen otras ciudades con intendentes civilizados e idóneos. En ese sentido, otra pregunta sobre el escándalo de la semana fue: “¿Por qué no cambia las medidas con los ciclistas? Me parece que una bici no molesta como un auto”.

Pero Romero se mostró desafiante: “No solo no vamos a cambiar las medidas, sino que hay que hacerlas cumplir. Las bicis violan todas las luces rojas, circulan en contramano, no respetan nada”. En definitiva, si hay algo que debe quedar en claro es el hecho de que Germán Alfaro no es ajeno a esto y, por el contrario, lo permite. Y es que, más allá del hecho de que Romero es funcionario de Tránsito, quien permite y autoriza tanto accionar violento es el intendente.

Esto significa que Germán Alfaro es el que genera violencia por dejar hacer a su subalterno, mientras que con su silencio avala los delitos cometidos por su funcionario. Pero la realidad indica que el intendente atropella y violenta la propiedad privada sólo por el hecho de que contaría con la complicidad de la Justicia. Y es que, por medio de su inacción, termina avalando el ilegal manejo que permite Germán Alfaro a sus funcionarios.

Y es que cabe preguntarse entonces: ¿Qué sucede que ningún fiscal actúa de oficio ante estos graves hechos denunciados? ¿Qué espera la Justicia? ¿Acaso que ocurra una desgracia con un enfrentamiento entre la ciudadanía y estas patotas que cada vez más se parecen en su accionar más a los grupos de tareas que existían en las épocas más oscuras de nuestro país? Y no se trata de una exageración.

Sobre todo, si se tiene en cuenta la última pregunta que le hicieron a Romero en su transmisión en vivo desde Instagram. “¿Qué vas a hacer cuando te dé una cagada como perro huevero?”, le preguntaron, a lo que Romero respondió: “No, no sé, presente el documento”. Esto significa que, tal y como reza el refrán, siembra tormentas y cosecharás tempestades. Lo cierto es que Germán Alfaro no puede ni debe seguir actuando de esta forma.

Porque la violencia engendra más violencia y el ejemplo comienza desde arriba, de parte de los gobernantes hacia la ciudadanía. Y será Germán Alfaro el verdadero y principal culpable de que, de aquí en más, episodios como el que tuvo lugar en la semana que se esfumó para ya no regresar, vuelvan a suceder, pero quizás con un lamentable saldo luctuoso. En ese caso, que Dios y la Patria se lo demanden.

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