Desde Tucumán Despierta, entrevistamos a la presidenta de la Asociación de Jardines Maternales, Marcela Maris, estos establecimientos están nucleados dentro de la Cámara de Comerciantes de Yerba Buena. La representante de este sector dio cuenta de la realidad que atraviesan en medio de la pandemia y, sobre todo, a causa de la cuarentena, la cual está a punto de cumplir seis meses desde su implementación, es decir, medio año.
“Yo soy una representante de los maternales de Yerba Buena, no de todos, pero sí de algunos. La situación es que las propietarias de algunos maternales de Yerba Buena decidimos unirnos en esta asociación en esta difícil situación que nos está tocando vivir, sabiendo que unidas íbamos a poder lograr mejores resultados para que podamos volver a trabajar”, manifestó Marcela Maris.
En esa línea, comentó que “los maternales se sostienen con las cuotas mensuales de los padres, que es el único aporte que tenemos nosotros para pagar los sueldos de las maestras, de los alquileres en muchos casos, los servicios, los impuestos, no recibimos ningún tipo de aporte. En los primeros meses de pandemia y cuarentena, los padres siguieron haciendo el pago de las cuotas, a las que les hicimos una reducción porque sabíamos que era difícil para todos, porque muchos padres tampoco estaban trabajando. Y entonces, bueno, hemos decidido reducir un poco el valor de la cuota para que no se les hiciera a los padres difícil esta ayuda que íbamos a recibir de ellos, porque en definitiva era una ayuda voluntaria porque no tenían ninguna obligación de pagar por un servicio que no están recibiendo”.
Acerca de cómo se manejaron en estos meses, dijo que “las maestras mandaban y mandan videítos para los chicos, material gráfico también les preparaban para que los padres retiren de los jardines para que los chicos puedan trabajar en la casa. Pero a lo largo de los meses los padres no han podido seguir colaborando con los maternales porque tuvieron que acudir a talleres o al pago de empleados en las casas para que les cuiden a los chicos por otro lado. Porque ellos tienen que salir a trabajar y viendo que no hay perspectiva de que volvamos, tampoco podemos seguir recibiendo ese apoyo de los padres, es muy entendible”. Por esta razón, Marcela Maris señaló que “entonces, a esta altura ya de más de 160 días que llevamos sin poder trabajar, estamos contando cada vez menos con la colaboración de los padres y bueno, cada vez nos urge más la necesidad de trabajar”.
Por otra parte, se refirió a las medidas tomadas para que las habiliten nuevamente a funcionar. “Nosotros aquí en Yerba Buena hemos preparado un protocolo. Un técnico de seguridad e higiene nos hizo uno adecuado para la actividad, sabiendo que es difícil porque con los chicos muy chicos es difícil, hay cuestiones como mantener la distancia, trabajo de muy cuerpo a cuerpo. Porque si lloran hay que alzarlos, hay que cambiarles los pañales, pero bueno, hemos preparado el protocolo para poder empezar a trabajar con un número reducido de chiquitos, con pocas salas y en turnos bien distanciados para poder hacer todas las sanitización de las instalaciones”. Sin embargo, aseguró que “pero todavía no tenemos ninguna respuesta de la municipalidad de Yerba Buena para poder trabajar como espacios recreativos, no sabemos qué hacer”.
Por otra parte, remarcó que “y a la vez, hay muchos talleres que han abierto, jardines rodantes, talleres que están trabajando sin ningún tipo de habilitación y de protocolo y los padres tienen que acudir a esta ayuda porque ellos tienen que salir a trabajar. O sea, entendemos cuál es la necesidad de los padres, pero nosotros también necesitamos trabajar, entonces, queremos que nos habiliten para poder trabajar con todo el protocolo y el cuidado de los chicos”.
Si bien manifestó que “podríamos nosotros trabajar sin ningún tipo de permiso, pero corremos un riesgo enorme de que nos clausuren o nos escrachen. Entonces no queremos arriesgar tantos años que tenemos nosotros acá en Yerba Buena trabajando. No nos vamos a arriesgar, pero estos talleres o jardines rodantes están trabajando sin ningún tipo de control. Obviamente que si ellos pueden trabajar que trabajen, nosotros también queremos trabajar. No queremos que nadie deje de trabajar, sino que nosotras queremos trabajar, ese es nuestro pedido, poder trabajar. Así como hay tantos en lugares donde se ven chiquitos jugando, en las plazas, los countries, se juntan los chiquitos a jugar y nosotros queremos que ellos puedan venir acá a nuestro espacio recreativo”.
Acerca de la situación que atraviesan y del riesgo de cerrar definitivamente, Marcela Maris admitió que “hay muchos maternales que ya están cerrando porque tienen que pagar cuestiones como los alquileres y se está haciendo imposible para éstos pagar el alquiler. Te imaginás que cuántos meses van ya de no trabajar, de no tener ningún tipo de ingreso. El gobierno nacional si está haciendo los pagos de la ayuda a algunos empleados”.
Sobre la posibilidad de haber tenido algún tipo de respuesta, dijo que “ni de parte del gobierno provincial ni del municipio de Yerba Buena hemos tenido alguna respuesta, estamos esperando que nos den el permiso para trabajar de acuerdo con el protocolo que hemos presentado a fines de julio y todavía no tenemos ninguna respuesta. Entiendo que porque ha sido el rebrote, entonces entendemos porque no vamos a ser tampoco unos ignorantes de que trabajar cueste lo que cueste. Tampoco podemos porque trabajamos con niños y hay que ser prudentes, pero ante esta situación de que muchos otros están trabajando, nosotros también necesitamos trabajar”.
Acerca de los competidores que surgieron durante la pandemia en su sector, señaló que “queremos dejar en claro que nuestra intención no es que los jardines rodantes y los talleres no trabajen, es que nosotros podamos trabajar, no apuntamos ni a desmerecer ni a escrachar a las otros, los padres recurren a esos espacios. Lo que nosotros queremos es poder trabajar”.
También quiso marcar una diferencia respecto de otros tipos de actividades que también han sido clausuradas. “Los jardines maternales es un sector que no podemos trabajar pronto y es difícil reinventarse desde esta actividad. O sea, los gimnasios pudieron alquilar sus máquinas y hacen las clases virtuales, pero con niños tan chiquitos de 1 a 2 y 3 años y ante la no obligatoriedad del maternal, sino que es un espacio que el padre buscó para que el chico se estimule, para socializar y porque ellos necesitan salir a trabajar, es difícil sostenerlo virtualmente”.
[su_note note_color=”#0A8C06″ text_color=”#ffffff” radius=”10″ class=””]En ese contexto, subrayó el hecho de que “entonces si no nos dan el oxígeno de volver a trabajar pronto, muchos maternales van cerrando porque los alquileres son imposibles de sostener sin el pago de las cuotas de los padres o de la ayuda del gobierno, entonces lo que queremos es poder trabajar”, concluyó Marcela Maris.[/su_note]
