Ayer 10 de junio se conmemoró el Día Nacional de la Seguridad Vial, destinado a promover justamente la educación vial. Pero se terminó arruinando debido a que el subsecretario de Transporte de San Miguel de Tucumán, Enrique Romero, brindó una entrevista radial y dejó definiciones polémicas una vez más sobre cómo manejan los tucumanos en las calles de la ciudad capital.
Mientras que uno de los dirigentes más cercano al intendente Germán Alfaro aseguraba que “el tucumano es un omnipotente, viola todas las normas que pueda violar sin ningún problema”, quiso dárselas de pedagogo y añadió que, a causa de la supuesta desculturización que tendríamos, “le estoy mandando una carta al ministro de Educación para que por ley se enseñe educación vial. Si no lo pueden hacer como currícula que haya un taller mensual”.
Por otro lado, dijo que “tenemos 184.000 motos circulando en San Miguel de Tucumán y casi 700.000 vehículos” y que “los cuidacoches vienen a buscar el pan, pero muchos de ellos no están en condiciones saludables”. Es por ello que cabe preguntarse, si desde la Municipalidad están conscientes de ello, ¿Por qué siguen permitiendo esa situación, permitiendo que puedan generarse problemas serios?
De la misma manera, opinó que “la multa no educa, parece que no les duele” y hasta manifestó que “el auto de un vocal decano de la Corte tenía 14 actas de infracción”, sin mencionar a qué juez se refería. Una vez más, si están conscientes de que el sistema como está planteado no funciona, ¿Por qué razón siguen implementando las mismas medidas una y otra vez de manera ineficiente?
Pero el momento más polémico llegó cuando intentó hacer una relativización de las coimas que los agentes de tránsito que son responsabilidad del propio Enrique Romero. En ese sentido, intentó relativizar este acto de corrupción e intentó hacer el viejo truco de la culpa compartida. “En el acto de la coima hay dos actores, el corruptor y el corrompido. Son dos, el conductor y el inspector. Los dos son corruptos”
Y es que el funcionario de Germán Alfaro intentó sacarse responsabilidad y compartirla con el resto de la sociedad. De todos modos, no se le ocurrió mejor idea que jactarse de que “ya tengo 12 inspectores puestos a disponibilidad y tres con denuncia penal”. Como si esto no fuera suficiente, apuntó contra los motociclistas. “El de la moto se está empezando a educar; el laburante, no el banana, ese que anda en moto para hacer facha”.
Y por último, apuntó a quienes se movilizan en bicicleta diciendo que “los ciclistas son daltónicos” y que “a los que andan en bicis caras les importan tres pepinos las normas de tránsito”. El prejuicio de este funcionario municipal es algo que no debería pasar desapercibido, pero al intendente Germán Alfaro pareciera no sólo no molestarle esas actitudes de Enrique Romero, sino que las avala.
