La capital de la provincia de Tucumán se ha vuelto un peligro que no distingue diferencia entre quienes pueden llegar a ser blanco de la delincuencia. En ese marco, la ciudad volvió a ser eje de vergüenza a causa de la inseguridad que se respira en las calles gracias a la inacción de la gestión de Germán Alfaro. Y es que no se salva nadie, sea un ciudadano de a pie o se trate de un funcionario comunal.
En ese sentido, el hecho de que haya trascendido ayer que un funcionario comunal de San Pablo haya sido atacado por rompevidrios para robarle dos maletines con dinero no hace más que poner en evidencia la inseguridad con la que se debe convivir a diario en San Miguel de Tucumán. En este caso, hasta un taxista habría formado parte del atraco, por lo que cabe preguntarse cómo es posible que la Municipalidad capitalina no controle a este sistema de transporte.
Como si eso fuera poco, ni siquiera es posible tomar un café tranquilo frente a la concurrida plaza Urquiza, tal y como lo evidenció en carne propia un vecino que contempló cómo le fue sustraída su computadora portátil por parte de un delincuente que pudo huir del lugar a pie, sin necesidad de contar con algún vehículo que facilite su escape. ¿Este es el avance de la ciudad que prometió el intendente Alfaro?
[su_note note_color=”#0A8C06″ text_color=”#ffffff” radius=”10″ class=””]Cabe recordar que la Ley 5529 Orgánica de Municipalidades – Capitulo II Atribuciones y Deberes del Intendente, en su Artículo 24, habla de “Asegurar los servicios primordiales del municipio: higiene, seguridad, defensa y abastecimiento y realizar cuantas gestiones fueren necesarias para cumplir con sus funciones en beneficio de las personas y cosas referidas a su jurisdicción”.[/su_note]
De todos modos, a pesar de que al intendente capitalino sólo pareciera preocuparle la seguridad de las personas que viven dentro de las cuatro avenidas, ni siquiera eso impide que se sigan cometiendo todo tipo de delitos. Esto da cuenta de que la inseguridad no discrimina a la hora de hacer de las suyas, da lo mismo un funcionario que un vecino, lo único que les importa a los delincuentes es obtener un mísero botín, aunque le pueda costar la vida a sus víctimas.
Da lo mismo que se trate de alguien que vive cerca de la sede municipal o de un vecino que se ubique en la cada vez más peligrosa zona sur de la ciudad. Justamente, en ese sector de la capital, los delincuentes incluso llegan a romper las rejas de las casas a plena luz del día para conseguir cualquier cosa que esté a mano. Esto significa que existen lugares de San Miguel de Tucumán que ni siquiera son seguros a la hora de resguardarse dentro de las propias viviendas.
Ya ni los domicilios particulares son seguros ante la ola de inseguridad que se vive. ¿Hasta cuándo tendrá que seguir tolerando esta situación la sociedad? ¿Cuánta más sangre tendrá que ser derramada por los vecinos de una de las ciudades más importantes del país? ¿Existe margen para que Germán Alfaro siga sin hacerse cargo del papel que le toca en la creciente inseguridad de San Miguel de Tucumán?
Lo peor de todo es que aún le da la cara para pedirles a los demás que se hagan cargo de las cosas. El intendente Alfaro no se hace cargo tampoco de la inseguridad de San Miguel de Tucumán, tal y como lo establece el Artículo 24 de la Ley 5.529. Mientras tanto, apunta a posicionar políticamente a su propia esposa, la diputada nacional Beatriz Ávila, a quien aspira a colocar en el Senado. ¿Dejará la mezquindad de lado el intendente y se hará cargo de la inseguridad?
